Costumbres europeas, de tiempos antiguos, han sido heredadas y adaptadas al modo de ser y de vivir de los pueblos americanos. Una de esas costumbres es la de las ferias, cuyas antecesoras medievales han visto a la gente acudir para intercambiar productos por el sistema del trueque. En los países latinos, la palabra feria significaba “día de fiesta”. Con el tiempo y el uso, tal nombre fué dado a los mercados, verdaderas fiestas populares.

En el noroeste argentino, podemos ver distintos tipos de ferias. En las últimas décadas se han multiplicado las ferias donde hay venta de ropa, zapatillas, relojes, cintos y otros artículos a precios muy bajos. También hay ferias de ropa usada, como la de los fines de semana en la plaza Bernardo Canal Feijóo, del Barrio 8 de Abril. Las ferias de artesanos, en distintos acontecimientos por toda la provincia, permiten mantener vigente este aspecto del folclore, consistente en elaborar manualmente elementos ornamentales o de uso cotidiano. La plazoleta de Buenos Aires y Avellaneda, en pleno centro santiagueño, es un buen lugar para apreciar el trabajo de los feriantes artesanos.

Hay también ferias muy completas, con lugares donde se puede comer platos criollos e incluso ver artistas folclóricos. Por ejemplo, nombramos la feria de Simoca, en el sur de la provincia de Tucumán. En Las Termas de Río Hondo hay una feria en el centro, frente al natatorio público Llajta Súmaj, y la feria del dique Río Hondo. Pocos kilómetros al sur de nuestra ciudad, cada fin de semana tenemos la feria de Upianita. Cada mes de Julio, se puede disfrutar de la feria del Parque Oeste durante todos los días. En Buenos Aires, la Feria de Mataderos es punto de encuentro de miles y miles de personas de distintas procedencias.

Las ferias de libros, que reúnen al lector con los autores, se hacen en distintas provincias y en varios países. La Feria Nacional del Libro, en Buenos Aires, es uno de los grandes acontecimientos culturales anuales, donde nuestra provincia tiene ganado un lugar preponderante.

Aunque sin el sistema del trueque, aún hay ferias donde se puede adquirir todo lo necesario para la mesa familiar de toda la semana, ropa, calzado y útiles para la casa. Ponemos por ejemplo el barrio Perús, en São Paulo, Brasil, que tiene ferias en distintos puntos los días Martes, Viernes y Domingo. Da gusto ver las frutas y verduras acomodadas para seducir al comprador con esos arreglos coloridos. Los vecinos están acostumbrados a ver su cuadra cerrada al tránsito una vez por semana y llena del alegre vocerío de los feriantes que ofrecen sus productos apelando a la creatividad en muchos casos. Hay vendedores que ofrecen con rimas recitadas o cantadas.

En Brasil, la costumbre de las ferias populares heredada de Portugal, está tan arraigada como en el país ibérico. Tanto es así que, excepto el Sábado y Domingo, los días de la semana reciben el nombre del día de la reunión comercial correspondiente, basado en el sistema que utilizaba la Iglesia Católica, en el que el primer día (Domingo) era de descanso y celebración religiosa y los restantes correspondían a las otras celebraciones: Segunda Feira, Terça Feira, Quarta Feira, Quinta Feira y Sexta Feira. Sábado también significa “día de descanso”.

La ligazón cultural entre los países americanos y sus antiguas metrópolis se manifiesta de varias maneras. Es por que, luego de tres o cuatro siglos de vida colonial, hemos iniciado el proceso de independencia hace poco tiempo.

Las Provincias Unidas del Río de la Plata han declarado su independencia en Julio de 1.816. Brasil ha decidido independizarse de Portugal el 7 de Septiembre de 1.822.

Todavía hay mucho por hacer en pos de las independencias de nuestros pagos. Es preciso liberarse en lo cultural, en lo económico y en lo político. Es necesario independizarse con inteligencia, conservando y mejorando lo bueno, mientras descartamos lo que sea nocivo a nuestras comunidades. Mientras tanto, debemos estar atentos a los nuevos métodos de colonización con que intereses lejanos podrían sojuzgarnos.

02 de Septiembre de 2.008.