Correr, saltar, lanzar, son actividades físicas inherentes a la naturaleza humana. Hace milenios que estos ejercicios son indispensables para la supervivencia de muchos seres humanos. Nadar, trepar y levantar, son esfuerzos necesarios y más específicos.
Fue persiguiendo a la presa, saltando para sortear obstáculos y arrojando piedras o lanzas, el medio como los primeros cazadores lograron el sustento.
Al formarse las naciones, las tropas siguieron utilizando tales recursos físicos básicos. En la guerra moderna, los soldados de infantería lanzan granadas livianas (pero terribles) en forma manual. También deben correr y saltar en caso de combate.
Desde la Grecia antigua, los Juegos Olímpicos tienen al atletismo como principal competencia deportiva. Las especialidades en el atletismo son una variedad de carreras, saltos y lanzamientos. Los deportes atléticos combinan las tres acciones.
En las ciudades actuales, por las calles pobladas de automotores y flanqueadas por modernas construcciones que albergan artefactos sofisticados, transitan a diario unos atletas que son imprescindibles para los conglomerados urbanos: Los recolectores de residuos.
Los basureros, como decíamos antes de que la maestra nos enseñara la expresión correcta, corren a la par del camión, lanzan las bolsas y cajones a la caja de carga, y saltan ágilmente al pescante en los tramos sin basura, para volver a saltar y correr cuando hay más que recolectar y arrojar con precisión.
Durante varias horas cada día, estos operarios cumplen con su arriesgada misión. Cuando agarran un bulto con residuos, no saben si hay elementos cortantes o desechos químicos peligrosos. Hay que levantar y lanzar, para ganar el sueldo que la comunidad les paga. Hay que luchar por la supervivencia de la familia.
Existen camiones recolectores que tienen un sistema hidráulico para compactar los residuos y así cargar más en cada viaje.
Los vaciaderos o basurales están más o menos alejados de las ciudades. Es una tendencia creciente la de tratar a la basura para obtener fertilizantes o gas metano.
Con una correcta clasificación de los residuos, muchos de ellos son reciclados como planchas sintéticas para muebles, o se aprovechan los metales, o la celulosa y otros materiales.
En muchos hogares se entierran los desechos orgánicos para abonar la tierra. La basura difícil de degradar por la naturaleza, se envía a los vaciaderos, donde uno espera que haya especialistas para dar el destino o tratamiento correspondiente a cada sobrante.
Qué hacer con la basura, es un problema mundial. La mentalidad consumista y facilista instalada en las civilizaciones tiene como consecuencia el creciente uso de elementos descartables y de difícil degradación natural. Literalmente, la basura nos está tapando.
En forma colectiva, familiar e individual, debemos buscar la forma de atenuar la producción de basura peligrosa, mientras reclamamos y esperamos que los especialistas nos ayuden a volver a formas más armónicas de vida.
Mientras tanto, también debemos tener cuidado al preparar los residuos que han de llevar los recolectores. Debemos pensar que seremos nosotros mismos quienes agarraremos con prisa la bolsa o caja. Entonces, tendremos cuidado, para que quien agarre el recipiente no salga lastimado.
Después de todo, el recolector de residuos, el basurero, es un prójimo, un vecino, un hermano.
07 de Julio de 2.009.