Por Crístian Ramón Verduc
14/07/2009

A los cerros tucumanos me llevaron los caminos…” decía Don Atahualpa Yupanqui en la Zamba del Grillo. El hombre criollo anda, llevado por los caminos. A veces sabe adónde apunta la proa de su nave. En ocasiones su derrotero cambia mientras navega por la vida.

Los movimientos migratorios humanos en nuestro país se dan en todas las direcciones, aunque la mayoría confluye en Buenos Aires. Con ese rumbo partió, desde su Tucumán natal, Segundo R. Storni.

Había nacido el 16 de Julio de 1.876 en la bella provincia del Noroeste Argentino. Cambió el paisaje de cerros, montañas y llanuras por la ciudad portuaria, por que soñaba hacerse a la mar. Quería cabalgar las olas montado en un navío argentino.

En Diciembre de 1.894 egresó de la Escuela Naval. Así como Don Atahualpa y otros gauchos recorrieron sierras y llanos sintiendo que caminaban la Patria, Storni tuvo la visión del Mar Argentino como de una amplia zona de nuestro país, injustamente poco valorizada.

En sus conferencias y posteriores publicaciones puso énfasis en la importancia los intereses marítimos nacionales y en la geoestrategia nacional. No se quedó solamente con la prédica. Formó parte del grupo de militares que en 1.930 impulsó la industria nacional. Fue uno de los fundadores del Instituto Oceanográfico Argentino. Llegó a ser Ministro de Relaciones Exteriores por un lapso breve.

El Almirante Segundo Storni falleció en Diciembre de 1.954. Desde el año 2.004, por Ley Nacional, cada 16 de Julio se conmemora el Día de los Intereses Argentinos en el Mar.

En estos tiempos, es particularmente importante recordar la obra y las enseñanzas del Almirante Storni. La mayor parte de la población argentina, tenemos poca consciencia respecto a la extensión de nuestro mar y lo que está ocurriendo en él.

El perfil geológico de esta parte del continente americano hace que la plataforma submarina sea extensa. Es así que el Mar Argentino abarca hasta más allá de las Islas Malvinas.

Con la invasión inglesa a nuestras islas, hemos quedado privados de nuestros derechos sobre una gran porción de nuestro mar y la explotación pesquera en esa área. Luego de la guerra por la recuperación de Las Malvinas, el invasor ha ampliado su zona exclusiva y aparentemente ahora pretende ampliarla más.

Dicen que la ocasión hace al ladrón, aunque sabemos que “el hombre de razón no roba jamás un cobre”. Es indudable que el apoyo de los cómplices fortalece al ladrón o usurpador. Es muy triste cuando hay silencio cómplice por parte de quien es robado.

¿Cuánta riqueza pesquera argentina estará siendo robada por día? ¿Será que la gente contratada por el criollaje argentino para evitar tales abusos está haciendo algo al respecto? ¿Cómo podemos saberlo? Seguramente, algo podemos hacer al respecto.

Los ciudadanos argentinos de zona urbana, rural o costera, podemos (y debemos) evitar ser cómplices de quienes nos están quitando lo nuestro desde hace más de 170 años.

Hay que informarse sobre los problemas nacionales y, mientras remamos enfrentando las tormentas de desaliento que puedan aparecer, exigir al timonel que ponga proa hacia las soluciones.

Debemos asumir nuestro papel de tripulantes y dueños del navío en que estamos embarcados. Así, algún día arribaremos a buen puerto.

De lo contrario, quedaremos a la deriva usando los remos para pelear entre nosotros mientras vemos que las disputas son de nosotros y nuestros mares son ajenos.

14 de Julio de 2.009.

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