Por Crístian Ramón Verduc
08/02/2011
Por nada olvides, viajero, lo que sienten mis paisanos..

"Por nada olvides, viajero, lo que sienten mis paisanos…" Si usted pasó con su familia por nuestra provincia y no tuvo la oportunidad de ver la belleza del Río Dulce desde el Puente Carretero, debe volver a pasar, pero esta vez cruzando el puente en algún momento. Si ya estuvo en el Puente Carretero, no es necesario decirle nada más al respecto, pues ya tenemos un entendimiento recíproco y usted va a volver por más Santiago, por más Río Dulce y por más Puente Carretero.

Solía ser todo un problema el tránsito entre ambas orillas para los pobladores de la ciudad de Santiago del Estero y los de La Banda. Había que cruzar en bote cuando el Río Dulce estaba caudaloso. Después había la posibilidad de cruzar en tren o arriesgarse a caminar por los durmientes del Puente Negro. Era una necesidad imperiosa la construcción de un puente carretero, un puente que permitiese pasar de una banda a otra del Río Dulce utilizando vehículos de cualquier tipo.

Parece ser que las primeras gestiones para la construcción de tal puente comenzaron en 1.914, cuando el Dr. Antenor Álvarez era Gobernador de la Provincia. El Gobernador José Avelino Cabanillas continuó buscando el modo de conseguir que se ejecutase la obra. El Gobernador Manuel Cáceres pidió personalmente al Presidente Hipólito Yrigoyen la construcción del puente, a lo que el Ejecutivo de la Nación accedió.

El 12 de Febrero de 1.927, el Gobernador de la Provincia, Domingo Medina, inauguró el puente ferrovial que pasaba a ser conocido como Puente Carretero, pese a ser inaugurado con un paseo en tren. Como su denominación popular lo indica, el puente fue soporte para el paso de grandes carros y carretas cargados de carbón y verduras que venían desde la margen izquierda del río hacia la ciudad capital provincial, además de los automotores. La línea férrea instalada en el mismo puente permitía el paso de trenes del ferrocarril que conocemos como Central Córdoba.

La pasarela construida años después, permitía el tránsito peatonal y en bicicleta. También los pescadores solían utilizar la pasarela.

En algún momento los organismos oficiales colocaron un cartel que fijaba un horario para el tránsito de vehículos de tracción a sangre, para impedir que estorbasen a la creciente cantidad de automotores de distinto porte. Otro cartel indicaba que peatones y ciclistas debían transitar por la pasarela.

Periódicamente se renovaba el antióxido y la pintura de la estructura metálica, por lo que el puente conservaba su característico color plateado. Era una delicia transitar por el puente en tren, en automotor, en bicicleta o caminando. Si era verano, la visión del río crecido fascinaba al paseante. Si era una mañana invernal, hacia el noroeste se veían con total claridad las montañas nevadas del Aconquija a lo lejos. Por las tardes se veían sus siluetas azuladas. Toda esta magia inspiró en Carlos Carabajal y su hijo Peteco la chacarera Desde el Puente Carretero.

Es triste pero debemos reconocer que algunos no estamos capacitados para vivir en comunidad. Era sorprendente ver que muchos pescadores dejaban pescados muertos y restos de carnada en la pasarela peatonal, cuando muy fácilmente podrían haber arrojado todo eso al río para alimento de peces, aves y crustáceos. En la pasarela quedaban los restos pudriéndose al sol, hasta que alguien los pateaba hacia el cauce, pero el olor quedaba junto con una mancha oleosa o sanguinolenta y escamas adheridas al hormigón.

Durante mucho tiempo, posiblemente por que habría controles, los carros transitaban de noche por el sector ancho del puente y las bicicletas a cualquier hora pero únicamente por la pasarela. Entre los ciclistas había un código no escrito que hacía que los que iban de Santiago a La Banda transitasen directamente sin parar, mientras que los que circulaban en sentido opuesto cedían el paso parando en el espacio que proporcionaban los tramos entre las grandes vigas metálicas. Era el imperio lógico del tránsito por la derecha. Los pescadores se apretaban contra la baranda o buscaban el espacio entre vigas ante el paso de cada ciclista.

Con el tiempo, los controles fueron abandonados, las letras de los carteles fueron borradas por el tiempo o por vándalos, y se hicieron frecuentes los robos a ciclistas y peatones en la pasarela. Entonces los peatones comenzaron a cruzar en ómnibus y los ciclistas invadieron el sector destinado a los automotores, en el cual también circulaban los carros a cualquier hora causando largas filas lentas. El deterioro del asfalto en las juntas de los tramos obligaba a ciclistas y motociclistas a realizar frecuentes maniobras arriesgadas delante de los nerviosos conductores de automotores.

Hábiles ladrones, más emprendedores que los organismos de control, robaban lámparas y cables cada vez que eran colocados y el famoso Puente Carretero era una oscura tierra de nadie, o tierra del delito. En las noches, "piratas del asfalto" colocaban obstáculos para demorar el tránsito de ómnibus de larga distancia y de camiones para poder robar bolsos, valijas y cargas, protagonizando operaciones demostrativas de que el esfuerzo coordinado provoca el resultado que se busca. Es una coordinación digna de mejores propósitos.

Los ladrones querían robar y lo conseguían. Los transeúntes querían cruzar tranquilos pero estaban desprotegidos. Los que debían cuidar el puente estaban ocupados en otras cosas. Algunos turistas, atraídos por la magia de la letra de la chacarera tan cantada por distintos artistas y por ellos mismos, fueron víctimas de robo en el puente que tanto los emocionaba.

En los últimos años hubo decisiones oficiales para valorizar al puente que cobija una rica historia, algunos mitos y toda una magia. Desde Marzo de 2.001, el Puente Carretero es Monumento Histórico Nacional. Desde Junio de ese mismo año, el nombre oficial del puente es Hipólito Yrigoyen.

Durante largos meses estuvimos transitando entre Santiago y La Banda por el Puente Nuevo, por que el Gobierno Provincial decidió homenajear a nuestro octogenario puente con una remodelación integral. Los meses pasaban y pasaban. Finalmente, el 23 de Noviembre de 2.010 el Puente Carretero fue habilitado nuevamente por los funcionarios estatales.

Ahora, el Puente Carretero está muy lindo. El espacio ocupado por las vías férreas que ya no se utilizaban ha sido aprovechado para ampliar el sector a transitar por los automotores, donde están bien definidas las franjas por donde deben circular las motocicletas. Para peatones y ciclistas, ahora hay pasarelas de ambos lados del puente. Los accesos al puente son más amplios y organizados que antes. Tendremos que acostumbrarnos a su nuevo color que, según dicen oficialmente, responde a normas internacionales.

El Puente Carretero está lindo y bien iluminado. Parece nuevo, sin haber perdido la magia que lo hizo famoso. Toda esa belleza debe ser cuidada como lo está siendo ahora. Hay una serie de medios humanos y tecnológicos dedicados a favor de la seguridad de quienes transitan o visitan el Puente Carretero.

Dan ganas de quedarse horas y horas mirando el Río Dulce desde el puente, luego retirarse para admirar desde la distancia los casi 900 metros del Puente Carretero, mientras uno repite mentalmente: "Es cuna de mil recuerdos, de amores y de nostalgias…"

08 de Febrero de 2.011.

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