Por Crístian Ramón Verduc
28/07/2011
El camino ha sido hecho para acercarnos y para alejarnos de los lugares queridos.

El camino ha sido hecho para acercarnos y para alejarnos de los lugares queridos. No solo los lugares, sino también las personas de cada ciudad o pueblo nos parecen mas cercanas cuanto mejores son las rutas y los medios de comunicación.

Uno puede vivir en cualquier lugar del mundo y, si las condiciones técnicas están dadas, escuchar una emisora de radio de su lugar de origen; o puede comunicarse al instante con alguien para dialogar salvando las distancias.

En las condiciones actuales, si uno cuenta con los medios para adquirir los boletos, cuando lo disponga nomás puede viajar por tierra, agua o aire a cualquier lugar del planeta. Las distancias han tomado una importancia relativa gracias a los medios de comunicación y de transporte.

Es tradicional que en mitad del año las escuelas tomen un receso de dos semanas, que para nuestra región se considera Vacaciones de Invierno. Es el tiempo que aprovechan muchas familias para visitar lugares y gente de su estimación.

Quienes vienen por esta época del año a Santiago del Estero, se encuentran con el clima festivo del aniversario de la ciudad por un lado, y con una serie de contrastes por otro.

Los contrastes son muchos y bastante marcados. Por ejemplo, mientras nos maravillamos con una terminal de ómnibus bonita, limpia y casi organizada, a pocos metros de la misma encontramos un desparramo de basura en la calle Alvear, que parece ser parte de un pueblo fantasma. La buena impresión que nos causa el Centro Cultural del Bicentenario y la belleza de la Plaza Libertad contrastan con la falta de higiene y orden imperantes en las calles circundantes y en algunos locales gastronómicos del centro. En la oferta del comercio local se percibe que muchos se han adaptado a la nueva realidad de un Santiago turístico, especialmente en el mes de Julio, mientras que otros parece ser que no quieren mejorar para el cliente ni para sí mismos. El denso tránsito alrededor de la Plaza Libertad contrasta con la pobreza de los transportes públicos. En fin… Santiago Querido…

Los festejos de este mes de Julio han sido agradables, sobre todo los que tienen esencia criolla y netamente santiagueña. Entre todas las reuniones festivas hay hechos dignos de destacar. Por ejemplo, el Miércoles 17 en su Paraninfo, la Universidad Nacional hacía un reconocimiento a Don Sixto Palavecino y a Froilán González como personalidades destacadas de la cultura. En ese primer Encuentro Cultural de la serie prevista por la UNSE, quedaron vibrando en los corazones unas palabras del Indio Froilán: “Recibo este reconocimiento, pero son 120 familias de artesanos que fabrican bombos en nuestra provincia. Muchos de ellos son muy talentosos, pero no son conocidos por que viven lejos de la ciudad.” Entre tanta gente preocupada por ser únicos o últimos en lo suyo, este reconocimiento de Froilán hacia sus colegas es alentador para quienes gustan de la grandeza humana.

Otro caso similar se vivió en el patio de la casa de Elpidio Herrera, en ocasión del festejo de los 40 años de la Sachaguitarra Atamishqueña. Después de una misa cantada con la participación del conjunto de Elpidio, comenzó la actuación de quienes llegaban de todo el país para compartir un fin de semana atamishqueño. A media tarde volvieron a sonar las sachaguitarras, esta vez en manos de dos niños y un adolescente venidos desde Rosario (provincia de Santa Fe) y el atamishqueño Carlos Pajón. Las cuatro sachaguitarras sonaban maravillosamente. Al final de la actuación de estos nuevos intérpretes del instrumento montaraz, el propio creador del mismo dijo para el público: “Ahora puedo morir tranquilo, pues hay sachaguitarra para rato.” Si bien es cierto que los cuatro intérpretes que estuvieron esa tarde no son los únicos que aprendieron a tocar la sachaguitarra, era particularmente importante el hecho de que dos de ellos fuesen niños de corta edad. Y no menos importante es el hecho de que uno de los ejecutantes del instrumento atamishqueño sea un vecino de la Villa. Todo eso muestra que el afán del Maestro Elpidio Herrera no es el de aparecer como único o último, sino de que la vieja inspiración por la guitarra del monte atamishqueño perdure, para bien de los corazones y los oídos criollos.

Entre contrastes, alegrías y preocupaciones, fue transcurriendo el tiempo de vacaciones invernales hasta llegar al momento culminante del 458 Aniversario de Santiago del Estero. Ese día nuevamente fue de mucha fiesta y alegría compartida, con música por todas partes.

Y nuevamente los contrastes: entre la alegría por los encuentros festivos, se extinguía la vida del cantor El Chino Rodríguez, quien en sus años de cantor y zapateador adolescente frecuentaba el Alero Quichua Santiagueño. Con el tiempo, los compromisos artísticos lo alejaron de nuestra audición radial, aunque siguió frecuentando a la gente del Alero con la que tenía lazos de amistad.

Los visitantes habituales y los nuevos, así como fueron llegando a Santiago del Estero montados en distintos caminos, a lomo de esos mismos caminos comenzaron a retirarse después de la fiesta del cumpleaños de la Madre de Ciudades. Como todos los años, en los días posteriores a la partida hay un intenso ir y venir de llamados telefónicos, mensajes y cartas. Los que han quedado en Santiago quieren saber sobre los viajeros y familiares. Los que se han ido quieren noticias del pago querido, como un modo de permanecer en él un poco más.

Y así, entre noticias privadas y públicas, vuelven a aparecer los contrastes, que forman parte de la vida misma. Por un lado llega la noticia de un justo reconocimiento en el Teatro 25 de Mayo a personalidades de la cultura santiagueña, y por el lado triste de las noticias se conoce el fallecimiento del cantor criollo Pedro Palomo, que supo cantar en quichua y castilla, chacareras, vidalas, zambas, gatos y escondidos. Pedro era integrante del Dúo Suárez Palomo con su compañero Vicente Suárez Olmos, quien también supo frecuentar el Alero Quichua.

Se acaba el mes de Julio de este año. Los días están cada vez mas largos y las noches se van acortando. Este año los lapachos han esperado el fin del mes festivo para ofrecer sus flores. Siguen los contrastes en nuestro terruño, como siguen en muchos aspectos de la vida por cualquier parte del mundo.

Es bueno procurar aprender a tomar el lado bueno de la realidad para construir sobre él y estar prevenidos para evitar que lo malo se magnifique y nos domine.

28 de Julio de 2.011.

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