Por Crístian Ramón Verduc
16/08/2011
¿Cuál es la música nacional argentina?

¿Cuál es la música nacional argentina? Si le preguntamos a quien nos mira desde un país mas o menos lejano, la respuesta será: “el tango”. Si preguntamos dentro de nuestro país, seguramente vamos a obtener como respuesta que la música nacional es la zamba.

Si nos ponemos a ver la dispersión de la zamba por nuestro país, veremos que hay zambas en todas las provincias. En la Patagonia, las zambas de Marcelo Berbel son las más conocidas, aunque hay muchas más. En Cuyo están mas fuertes la tonada y la cueca pero también hay algunas zambas. La Zamba de la Toldería es un claro ejemplo de zamba de la Pampa Húmeda. La Zamba Correntina nos indica que este género entró también en la tierra del chamamé. Córdoba nos ha regalado hermosas zambas, de las cuales tomaremos hoy solamente un título como muestra: Luna Cautiva. En el Noroeste Argentino, la zamba anda a sus anchas y agita pañuelos en altos y valles.

En 1.974, el Maestro Juan de los Santos Amores, junto al escritor e historiador Enrique Pavón Pereyra, presentó ante la Cámara Nacional de Diputados un pedido para que la zamba fuese declarada Danza Nacional. Finalmente, después de escuchar otras propuestas y debatir largamente, el 23 de Julio de 2.007, el Senado de la Nación determinó que la Danza Nacional es el Pericón.

El Pericón Nacional deriva del Cielito Argentino, según algunos investigadores. Según otros, tanto el Cielito como el Pericón y la Media Caña derivan de la contradanza.

La contradanza es muy popular en toda América. Toma un nombre y un estilo según la región donde se haya afincado. Nació por los años 1.500 en Inglaterra, con el nombre de Country Dance (Danza campesina). En Francia tomó un nombre parecido en su sonido pero con otro significado: Contredanse. En 1.710 entró a España con el nombre de Contradanza, que podría entenderse como “bailar en contra” o “baile contrario” pero se mantiene la idea de que es una danza campestre. Pronto llegó a nuestros pagos argentinos y fue adoptada, aunque sufriendo modificaciones. La contradanza es una danza grupal de parejas interligadas.

Los pañuelos celestes y blancos con que se baila el Pericón llegaron a Chile por obra del General San Martín y su gente, y al Sur de Brasil por el militar del Ejército de Los Andes Pedro José Viera, quien llevó la danza rioplatense y las ideas republicanas a su tierra de Río Grande do Sul (Brasil).

Parece ser que el Pericón debe su nombre a que durante su desarrollo, al igual que en otros bailes, un bailarín con más experiencia va indicando a los danzarines los cambios de figuras. A ese director del baile se lo llama Bastonero, y en el caso de la danza que consideramos, por alguna razón lo llamaban “El Pericón”. Sería entonces que el Cielito con bastonero pasó a llamarse Cielito Apericonado, luego Pericón y Pericón Nacional. Puede ser.

Nuestros bailes criollos merecen llamarse así, del mismo modo que los hijos de españoles nacidos en América eran llamados criollos, para luego recibir tal denominación los mestizos descendientes de europeo y de originarios de América. Las danzas argentinas que han llegado de Europa han sido adaptadas o modificadas en los salones de las ciudades y en los patios de tierra de la campaña. Las danzas originarias de estas tierras, al ser tomadas por los criollos, también han sido parcialmente modificadas.

Los maestros de la Compañía de Jesús, en sus misiones o reducciones, enseñaban a los aborígenes las artes de Europa. No se sabe cuánto tiempo habrá pasado desde el regreso de los jesuitas a Europa hasta la aparición del chamamé, música y danza representativa de una vasta región que abarca el Noreste Argentino, parte del Brasil y del Paraguay. Es posible que el chamamé sea musicalmente una versión criolla de antiguas músicas guaraníes con el agregado de lo que los correntinos recordaban de las enseñanzas de sus antiguos maestros europeos. El chamamé es una danza de pareja enlazada. Tanto su música como su danza, que pueden ir de lo más simple a lo bien elaborado, han contribuido a dar al chamamé una gran popularidad en gran parte de nuestro país.

En Santiago del Estero, el chamamé llegó por los braceros que compartían jornadas de trabajo y sus posteriores tertulias chamameceras con gente de las provincias litoraleñas. Poco a poco, fue tomando formas propias en nuestra provincia. El santiagueño prefiere el chamamé de ritmo rápido, para bailar poco menos que saltando, que tenga incluido un recitado picaresco terminado en un largo sapucai. Grupos musicales santiagueños que tocaban música copiada de la cumbia, hicieron una fusión con el chamamé, a la que llamaron chamamé tropical. Los empresarios del espectáculo apoyaron esta novedad y la misma llegó a sonar fuerte incluso en Corrientes.

La Chacarera, nacida en las chacras argentinas, es el sello distintivo del canto nativo santiagueño. Hay chacareras simples, chacareras dobles, chacareras truncas y también las que son dobles y truncas al mismo tiempo. Parece ser que la chacarera inicialmente no tenía la estructura que tiene actualmente, con tres estrofas más un estribillo, sino que la introducción y estrofa se repetían y repetían mientras las parejas bailaban, hasta que el maestro del conjunto decía : “¡Ahura!” (como los bastoneros de otras danzas) y todos sabían que vendría el estribillo para terminar la interpretación.

Con el tiempo y el acceso a los micrófonos, la chacarera pasó por varias transformaciones y agregados. La técnica y sonido del rasguido con guitarra se modificó. Las letras, coplas sueltas y simples en un principio, fueron ganando en contenido poético y teniendo un tema específico a tratar en cada una de ellas.

La instrumentación de la chacarera ha sido enriquecida a lo largo del tiempo. Don Andrés Chazarreta la interpretaba tanto en solos de guitarra como al frente de su Orquesta Nativa. Los Hermanos Ábalos utilizaban el piano. El violín y el bombo, junto con la guitarra, son antiguos compañeros de la chacarera. El bandoneón fue incorporado en la primera mitad del Sigo XX.

En los años ’70 se produjo la incorporación de instrumentos electrónicos, transformando a la chacarera tocada con ellos en una expresión musical contundente y ruidosa. La batería hace sonar la chacarera, para el oído del tradicionalista, como el tic tac de un enorme reloj o como el limpiaparabrisas de un automotor.

La chacarera suena en toda Argentina y gran parte de Bolivia, con creaciones propias de cada lugar, pero en las últimas décadas prevalecen las chacareras de autores santiagueños.

Si bien es cierto que deberíamos concordar en que el Pericón Nacional tiene una larga trayectoria y amplios fundamentos históricos para ser considerada la Danza Nacional, no es menos cierto que cada provincia ha conseguido dar a conocer su arte popular por todo el país y más allá de las fronteras.

La chacarera santiagueña, aparte de haber logrado una gran expansión, emociona tanto que ha llevado a Don Julio Argentino Jerez a afirmar: “… los mudos la tararean…”

16 de Agosto de 2.011.

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