Por Crístian Ramón Verduc
17/01/2012
Si no cantan los ckoyuyos no madura la algarroba…

“Si no cantan los ckoyuyos no madura la algarroba…” dice la Chacarera del Cachi Mayu (Hermanos Ábalos). Este es un Verano en el que los ckoyuyos han cantado lindo y en abundancia. Los algarrobos se veían pletóricos de flores amarillas en la Primavera. Después esas florcitas, con el trabajo de las brisas o de los insectos polinizadores, han dado nacimiento a las vainas que crecían de color verde. Poco a poco, con timidez, los ckoyuyos y chicharras han comenzado a salir de sus refugios subterráneos para treparse a los árboles. Una vez en lo alto, se han despojado de su ropaje de crisálidas y han mostrados sus alas y colores de insectos adultos: las chicharras y “royos” de color marrón; los ckoyuyos de color verde. Al salir del cascarón que los protegió bajo tierra, su color es pálido, para ir afirmándose con el correr de los minutos. Es una linda experiencia ser o sentirse changuito y presenciar asombrado el proceso de “cambio de ropa” y toma de color de los ckoyuyos.

“Con el canto del ckoyuyo/ comienzas a madurar/ y en el oro de tus vainas/ se hace copla mi cantar” (La Algarrobera, chacarera de José Gerez con letra de Ricardo Santillán). Nuestros paisanos han observado que poco tiempo después de la aparición de los ckoyuyos y su canto, las vainas del algarrobo blanco van cambiando su color del verde al amarillo áureo. Si uno camina por un bosque en el que las vainas hayan comenzado a caer de maduras, el olor que se siente es muy agradable, olor a algarroba madura, olor a añapa o a patay.

La añapa se obtiene moliendo la algarroba en un mortero. Después se la mastica o chupa para saborear el dulce jugo de algarroba. También se puede agregar agua a la añapa y dejar fermentar, después colar con lienzo y exprimir para obtener la aloja, bebida de bajo tenor alcohólico, muy suave. Si el proceso de fermentación y filtrado se extiende, se puede obtener aguardiente de algarroba, el que en Santiago del Estero es llamado “agua muerta”. El patay es un pan o tortilla de harina de algarroba, de un sabor dulce y buen aroma.

El algarrobo es un árbol de muy buena madera, firme y fuerte, que brinda sombra filtrada, protege al suelo de las granizadas y de los vientos fuertes. Su raíz tiene una guía o dos que van directo hacia la profundidad de la tierra y varias que se expanden cerca de la superficie como rayos de una rueda.

En nuestros pagos quichuistas, el algarrobo se llama tacko. El nombre Algarrobo ha sido traído para América por los conquistadores españoles, los que a su vez estuvieron invadidos por los árabes durante ocho siglos, hasta después del comienzo de la conquista de América. Es muy posible que el origen de la palabra Algarrobo sea árabe. En el mundo hay muchísimas especies arbóreas afines a nuestro algarrobo; incluso en los montes de nuestra provincia y otras podemos ver “parientes” del algarrobo, como el ckenti tacko, el pampa tackellu, la tusca, el aromo, etc.

En estos árboles y en cualquier otro, los ckoyuyos acostumbran cantar fuerte en la época de mucho calor. En ciertos casos, la gran cantidad de ckoyuyos cantando obliga a hablar alto para poder conversar. Cuando va pasando el Verano, el concierto se llama a silencio, los ckoyuyos adultos ya se han reproducido, dejando los huevos de los que nacerán los futuros ckoyuyos, que deben vivir enterrados por unos años, como si estuviesen en un camarín esperando su turno para acceder al escenario del bosque. Cuando la temperatura de la tierra calentada por el sol les mande un aviso, o cuando suene un misterioso despertador que solamente ellos pueden escuchar, los nuevos ckoyuyos emergerán para subir a los árboles y reanudar su canto madurador de frutos.

Cuenta una leyenda indígena que había un hombre rudo, de voz áspera, llamado Ckoyuyo, que gustaba de pasar las horas cantando y bebiendo. Su afición por la aloja lo hacía útil para la comunidad, por ser quien avisaba cuándo había que internarse en la selva a cosechar la algarroba.Un día, ebrio, mató a su hermano por una disputa absurda. Al darse cuenta del desgraciado error, huyó a esconderse acostado en el bosque, donde el peso de la culpa y la angustia lo hundieron en la tierra. Los vecinos se dedicaron a buscarlo infructuosamente durante meses. En el siguiente año, escucharon en la floresta un canto estridente y monótono, parecido al de Ckoyuyo. Al descubrir que el nuevo cantor era un insecto grande, cuyo canto coincidía con el comienzo de la maduración de la algarroba, llamaron Ckoyuyo al cantor estival.

Pero hay ckoyuyos que tienen voces excepcionales. Parece que en Atamishqui todos cantan lindo, incluso los ckoyuyos. En el año 1.968, los jóvenes cantores Manuel de Jesús “Bebe” Herrera, Luis Alberto “Pishquín” Rodríguez, Ramón “Piri” Leguizamón y Sergio “Pototo” Leguizamón unieron sus voces e instrumentos criollos en el conjunto Los Ckoyuyos Atamishqueños. Tiempo después, Pototo dejó el conjunto y el Bebe Herrera invitó a su hermano Elpidio para unirse al grupo.

Felipe Corpos era un enamorado de la magia de Atamishqui, adonde iba frecuentemente. Conocedor muy cercano del talento de los changos, los invitó a integrar el Alero Quichua Santiagueño. En su primera actuación en Radio Nacional, provocaron exclamaciones de satisfacción entre los presentes en aquel Domingo de Alero. Los Ckoyuyos Atamishqueños participaron en el disco Alero Quichua Santiagueño Volumen 3, cantando la chacarera La Jose Juárez.

El Volumen 5 es protagonizado por el Alero Quichua Atamishquimanta: Los Ckoyuyos Atamishqueños y Las Sachaguitarras Atamishqueñas. Tocaban las sachaguitarras Elpidio Herrera y Germán Edgar Díaz.

Era un gusto ver actuar en las peñas y festivales a Los Ckoyuyos Atamishqueños y las Sachaguitarras Atamishqueñas. Elpidio Herrera bromeaba con el público diciendo que era un solo conjunto de cuatro integrantes más uno de reserva. Según los temas que interpretasen, participaban los cinco o cuatro.

Un grave accidente apartó del conjunto a Piri Leguizamón durante un largo tiempo. Pishquín Rodríguez se fue de la provincia por razones laborales y siguió con el conjunto en Buenos Aires, con nuevos integrantes. El Bebe Herrera, impulsor inicial de Los Ckoyuyos, pocos años después se integró al conjunto Elpidio Herrera y Las Sachaguitarras Atamishqueñas.

Pishquín Rodríguez es el líder de Los Ckoyuyos Atamishqueños actuales. En esta etapa bonaerense han recorrido distintos escenarios del país. Son uno de los números más esperados en Villa Atamishqui para cada fiesta por el aniversario de la Sachaguitarra en casa de Elpidio Herrera. El conjunto ha ido cambiando integrantes a lo largo del tiempo, como el ckoyuyo que cambia la piel, pero no deja nunca de cantar ni de ser él mismo.

Si no cantan los ckoyuyos, no madura la algarroba. Si cantan Los Ckoyuyos Atamishqueños, madura el sentimiento paisano y se hace aloja en el reventar de “cuetes”, aplausos y gritos de alegría popular.

17 de Enero de 2.012.

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