Por Crístian Ramón Verduc
22/05/2012
Estamos en una semana de fiesta o, en todo caso, en una semana de fiestas...

Estamos en una semana de fiesta o, en todo caso, en una semana de fiestas. Hoy se cumplen 202 años de un importante debate en la sede del Cabildo de la ciudad de Buenos Aires. El 22 de Mayo de 1.810, vecinos y autoridades se reunieron para discutir durante todo el día sobre si el Virrey debía seguir o no en el poder político. La decisión de que el Virrey dejase el cargo y que el poder político pasase provisoriamente al Cabildo hasta formar una Junta de Gobierno, quedó firme recién al amanecer del día siguiente.

El 24 de Mayo, el Cabildo designó los integrantes de la junta que reemplazaría al Virrey. Esa junta estaba integrada por un militar criollo, un abogado criollo, un sacerdote español y un comerciante español; presidía la Junta de Gobierno el mismo hombre que casi todo el movimiento quería separar del poder: Baltazar Hidalgo de Cisneros, hasta pocas horas antes Virrey del Río de la Plata. Esta acción provocó una fuerte reacción en los grupos de pobladores de Buenos Aires que estaban movilizados por conseguir un esperado cambio. Idas y venidas, discusiones y advertencias llevaron a que por la noche Cisneros renunciara verbalmente al poder y se convocase nuevamente al pueblo.

El 25 hubo nuevas deliberaciones y nuevos intentos de los realistas por desalentar a los criollos, hasta que finalmente fue conseguida la renuncia de Baltazar Cisneros y fue proclamada la Primera Junta de Gobierno Patrio, presidida por Cornelio Saavedra, nacido en Potosí, actual Bolivia. La Junta tenía representantes de las tres principales tendencias políticas de esos tiempos.

Cada día de la Semana de Mayo estuvo cargado de hechos dignos de análisis. El 22 fue un día muy intenso, en el que prácticamente fueron expuestas todas las tendencias e ideas en conflicto. Había quienes querían que el Virrey Cisneros continuase al mando del extenso Virreynato del Río de la Plata, estaban los que querían fundar una república democrática, también los que querían pasar el poder a Carlota Joaquina, hermana del rey de España, casada con el Rey de Portugal, instalado por entonces en Brasil. Hubo también cuestionamiento al hecho de que en Buenos Aires se quisiera tomar una decisión que afectaba a todo el Virreynato, en vez de esperar la opinión de las otras ciudades; este planteo puede entenderse como espíritu federalista o como una maniobra dilatoria. El Obispo de Buenos Aires afirmaba terminantemente que el Virrey debía seguir en el cargo, agregando que el mando en las colonias españolas de América sólo debía pasar a manos criollas cuando no quedase ningún español en todo el continente. El debate generado entre opiniones tan encontradas, sostenidas por personas con prestigio en la sociedad porteña, se extendió por toda la jornada, concluyendo con una votación cuyo escrutinio finalizó al amanecer del día 23 de Mayo.

Es de tener en cuenta que, luego de tanto esfuerzo de unos por convencer a los otros y de haberse expresado los presentes mediante el voto, el día 24 el Cabildo instala nuevamente en el poder a Baltazar Hidalgo de Cisneros. El intento por burlar la voluntad de la gente que fuera convocada para el Cabildo Abierto del 22 de Mayo, es una villanía que no sorprende a quienes acostumbran leer u observar, pues tal maniobra no representaba nada nuevo ni que después no se repitiese en diversas ocasiones, en distintas épocas y en distintos ámbitos. Es que los pícaros procuran usar al prójimo para legitimar su voluntad; si el prójimo no concuerda, busca el modo de burlarlo en forma sutil o descarada.

A partir de 1.810 se produjeron cambios importantes en la vida de las Provincias Unidas del Sur, luego República Argentina. Los cambios se habían iniciado pocos años antes, con el rechazo a las invasiones inglesas al Río de la Plata. Los cambios continúan hasta ahora y continuarán, pues estamos en un mundo que va mudando cada vez más rápidamente.

Lo que se está observando en el mundo es la creciente globalización, por la que un grupo embozado instala testaferros en los distintos países para dominar a la población, masificada bajo la acción de esos mismos “cabeza de fierro”. No es difícil percibirlo en la parte del mundo en que nos toca vivir.

Hay una fuerte campaña para degradar los idiomas oficiales y populares de los países que fueran colonias españolas y portuguesas. Es notable cómo se siembra el caos idiomático desde los medios de información masiva, en muchos casos haciendo creer a los desprevenidos que las expresiones que imponen son de origen popular.

El caos también está siendo instalado en las expresiones culturales regionales. Desde los medios de información nos muestran como arte popular nuestro músicas y danzas que nos llegan desde lejos y la población conoce por esos mismos medios de información. Con la repetición constante, consiguen horadar el cráneo de las grandes mayorías para implantar las ideas colonialistas, no solo en el idioma y en el arte, sino también en la economía.

Pero no todo el pueblo es masificable. Hay individuos y grupos que prefieren mantener la identidad, para vivir en un mundo donde se reconozca y acepte la diversidad, donde haya algo de justicia en la distribución de merecimientos. Los movimientos tradicionalistas suelen ser focos de resistencia ante el brutal avance del colonialismo.

Cien años después de la Revolución de Mayo, la cultura nacional estaba europeizada, sobre todo en las ciudades, y Buenos Aires era el principal centro urbano que estaba de cara hacia Europa. Pero en nuestro país existía toda una serie de manifestaciones culturales populares criollas, más puras cuanto más lejos de los centros urbanos.

En las ciudades interiores coexistían las imposiciones culturales porteñas con el nativismo regional. El maestro y músico Andrés Chazarreta llevó a Buenos Aires la muestra viva de lo que era la música, el canto y la danza de una amplia región argentina; para ello debió insistir tesoneramente en los distintos ámbitos donde quiso hacer conocer lo que tenían para expresar nuestros paisanos. La lucha de Don Andrés Chazarreta es una verdadera lucha patriótica por equilibrar un poco el conocimiento y el gusto popular argentino entre lo auténticamente nuestro y el colonialismo cultural.

Andrés Avelino Chazarreta nació en la ciudad de Santiago del Estero el 29 de Mayo de 1.876. El Siglo XX recién nacía y el maestro músico era joven cuando comenzó su tarea de recopilación de la música nativa. Después se sumaron a la tarea otros músicos talentosos, como Manuel Gómez Carrillo, logrando el crecimiento del movimiento folclórico argentino.

Nuestro pueblo reconoció el mérito de Don Andrés Chazarreta, nombrándolo Patriarca del Folclore Argentino. El 29 de Mayo es Día Nacional del Folclorista, en el día del aniversario de nacimiento del insigne músico santiagueño.

En nuestro país joven, con apenas dos siglos de existencia, aún colonizado parcialmente, con sueños monárquicos cotidianos a la par de las siempre nacientes ideas republicanas y democráticas, es sano que se recuerde y honre la lucha de nuestros antecesores, ya sean ellos los próceres de Mayo o nuestro Patriarca del Folclore, o cuantos bregaron o aún pugnan por hacer grande esta Patria nuestra.

22 de Mayo de 2.012.

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