Por Crístian Ramón Verduc
19/11/2014
Cuando preguntamos: “¿Qué hora es?”

Cuando preguntamos: “¿Qué hora es?” generalmente recibimos una respuesta objetiva, basada en lo que marca un reloj.

Claro que, si salimos de la habitual información que nos brinda el reloj, indicando la hora oficial de nuestro país, podemos encontrar otras respuestas, o nuevos interrogantes. 

Con las posibilidades existentes ahora en la comunicación, es posible que debamos preguntar a un interlocutor: 

“¿Qué hora es ahí?” 

Es interesante observar la audiencia de una audición de radio, por ejemplo. Yendo a lo más cercano, observamos a nuestros oyentes, a los de la audición radial del Alero Quichua Santiagueño: En todo nuestro país y en una gran franja longitudinal de América del Sur, los oyentes están preparándose para el almuerzo dominical mientras nos escuchan. 

En casi todos los casos, el almuerzo comienza justo al final de la audición, a la una de la tarde en Argentina. Supuestamente, se almuerza a las doce, pero lo habitual es que se almuerce a la hora 13 de la Hora Oficial actual. Posiblemente algún mecanismo natural haga que la tendencia sea la de almorzar al mediodía, cuando el Sol está en el cenit. Con la Hora Oficial de nuestro país, el Sol alcanza su máxima altura aparente en el cielo cerca de la una de la tarde. 

Tenemos quien nos escucha desde cerca de la costa Este de Australia. En ese caso, los parlantes de la computadora están con volumen bajo, pues cuando comienza el Alero en Santiago del Estero (11 de la mañana), en esa parte del mundo es la medianoche del Domingo. El final de la audición será a las dos de la madrugada, faltando pocas horas para ir a trabajar el Lunes. 

En la costa Oeste de los Estados Unidos, la diferencia horaria obliga a nuestros oyentes de esos pagos a escucharnos muy temprano por la mañana del Domingo, mientras desayunan, dependiendo también de los cambios de hora que los gobiernos les imponen. 

Tradicionalmente, antes de las grandes facilidades para comprar relojes y otros aparatos, la gente solía manejarse con sus propios horarios, especialmente en las zonas rurales. Era (y aún es) habitual decir: “Es hora de levantarse”, “hora del mate”, “hora de la siesta” o, mejor aún: “Hora i’ siesta”, etc. En uno de los relatos grabados hace décadas por el Profesor Domingo Bravo, su interlocutor le dice que el hecho ocurrió “churrascu horas” (a la hora del churrasco). Para quien conocía las costumbres de la zona quichuista donde el docente investigador tomó el relato Hielo huackaychascka (Hielo guardado), era fácil saber en qué momento del día las familias compartían un churrasco. 

Cuando está por amanecer, se dice que ese momento es “al alba”, posiblemente por la idea de que blanco (albo) es claro y al hablar del albor del día se habla del aclarar gracias a la luz diurna. Se llama “aurora” a la claridad del amanecer. Posiblemente haya una relación entre la palabra Aurora y áureo (de oro). La palabra Aureola hace referencia a un círculo luminoso. 

La gente quichuista se refiere al amanecer con la palabra “cancha” (claro, claridad) repetida. “Cancha cancha” podría traducirse como “claro claro” o, mejor aún, como claridad. En el cancionero popular, el amanecer aparece mencionado de diversas maneras. El gato El Yutu comienza: “Cuando en las cancha canchas, yutu ckeshifra” (Cuando en los amaneceres, las pestañas de la perdiz”). El escondido Al Alba Vidítay (José Gómez Basualdo) comienza también con la promesa de ir a ver a la amada (Vidítay, mi vidita), a la hora del amanecer. 

Antes de Coplitas Amanecidas, en el disco Volumen 5 de Alero Quichua Santiagueño, Don Sixto Palavecino pide a Las Sachaguitarras Atamishqueñas que toquen esa chacarera para despertarse todos pues viene amaneciendo ("packaris packaris amun"). 

Otra hora popular es “la oración”, el atardecer, el momento de la puesta del Sol. Ese momento en que Inti baja hacia el horizonte en el Oeste y poco a poco se hunde en vaya uno a saber qué profundidades, nos moviliza los pensamientos y sentimientos de nostalgia o deseos de lejanía. Después viene ese tiempo en que la luz se hace difusa y los objetos van perdiendo los colores hasta llegar la noche. 

No deja de llamar la atención el porqué del nombre Oración para los momentos finales del día. La explicación viene de la costumbre católica de rezar (orar) en el momento de la puesta del Sol. De “el momento de la oración”, la puesta del Sol ha pasado a ser para nuestra gente criolla simplemente “la oración”. Es decir que, en el habla popular, los momentos crepusculares del día son “al alba” y “a la oración”. 

Cuando llega la hora de comer, el paisano come. Generalmente, el almuerzo y la cena son compartidas con la familia, pero cuando el trabajo en el campo lo exige y el tiempo lo permite, el paisano almuerza rápidamente en el lugar donde está trabajando. 

Los horarios para el trabajo en el campo no dependen mucho del reloj, sino de los ciclos climáticos anuales. En Verano, se impone una pausa a partir del mediodía o un poco antes, para evitar la insolación. En estos meses, el trabajador del campo deberá comenzar muy temprano para aprovechar “la fresca”. Después del almuerzo, dormirá una siesta para volver al trabajo cuando el Sol haya bajado y la temperatura también. Así tendrá en el día dos tramos intensos de labor. En Invierno, se descansa más por la noche y no se duerme la siesta o se hace un sueño cortito nomás, para aprovechar los momentos de temperatura agradable. 

En las zonas de riego por el sistema de canales, hay que ajustarse a los horarios que dispone el encargado de la distribución de agua. Son horarios marcados con exactitud, con reloj, para que cada vecino tenga su turno para regar el campo. En esos casos, los pies se hundirán en el barro frío a cualquier hora, aunque haya una helada, o habrá que palear vigorosamente incluso con mucho calor. 

La tarea de ordeñar cuando se trabaja con vacas lecheras también suele ser rígida en cuanto a horarios, pues en la mayoría de los casos se debe enviar la leche bien temprano a la planta pasteurizadora y envasadora.
La hora del Alero Quichua por Radio Nacional es cada Domingo de Marzo a Diciembre, entre las 11 y las 13 Hora de Argentina. Son unos cuarenta días al año en que se emite la audición radial. La hora del Alero Quichua Santiagueño para dedicarse a la difusión del quichua y las tradiciones santiagueñas, es en cualquier momento de cualquier día del año. 

No nos descuidemos con la hora en que debemos hacer el bien por nuestro prójimo y luchar por los ideales que sustentamos. Esa hora es en este mismo momento. Después puede ser tarde. 

19 de Noviembre de 2.014.

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Alero Quichua Santiagueño
La audición radial se caracteriza por su espontaneidad, no se elabora un libreto en razón de que el programa se hace en vivo con la participación del público que se hace presente en el Salón Auditorium.
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