Por Crístian Ramón Verduc
28/03/2017
“¡Las Malvinas son Argentinas!”

Una expresión patriótica bien nuestra, hizo eclosión en los corazones de millones de personas al conocer la noticia: Las Fuerzas Armadas Argentinas habían recuperado las islas. Ese 2 de Abril de hace 35 años, nos hemos alegrado al saber que Las Malvinas volvían a ser totalmente nuestras, libres de la administración política de los ingleses.

Faltaban meses para cumplirse un siglo y medio de ocupación continua por parte del imperio británico. Militares argentinos bien preparados habían logrado el objetivo, que era el de recuperar el dominio argentino sobre las islas del Atlántico Sur, sin causar muertos ni heridos británicos. En esa heroica jornada, las bajas fueron únicamente argentinas: El Capitán Pedro Giachino fallecidos más un oficial y un suboficial heridos.

A partir de la reinstalación de una administración argentina en nuestras islas, comenzaron una serie de negociaciones diplomáticas para evitar una guerra, pero Inglaterra preparaba una expedición punitiva. Tanto la administración británica como sus aliados del Atlántico Norte no podían salir de su línea de conducta, que consiste en arrasar con quien tenga la osadía de enfrentar a uno de ellos. Lo dicen los libros de Historia y las noticias que llegan a diario desde distintos lugares del mundo.

Para algunos argentinos se planteaba una duda: No entendían cómo era posible que estemos enfrentados con el país de realeza, que tiene príncipes y princesas por los cuales pagamos, pues nos agrada verlos por televisión. Por si fuera poco, también estábamos haciendo enojar a quienes muchos de los nacidos y criados en América llamamos “americanos”. Otros pocos estaban seguros de que en las administraciones de los admirados países del Norte sobran recursos y falta cualquier tipo de consideración hacia quien desobedece. También algunos argentinos tenían negocios con los británicos y este enfrentamiento era inconveniente para sus intereses.

Como habitualmente ocurre en los grupos humanos, en aquella ocasión la sociedad argentina estuvo dividida en cuanto a opiniones y sentimientos: Unos reaccionaron con fervor patriótico y euforia, otros con sorpresa y temor, otros se mostraron molestos por la acción argentina y otros fueron indiferentes. El fervor patriótico se mostraba mayoritario.

El imperio británico suele decidir cuándo y cómo va a devolver lo robado, si es que decide hacerlo. En esa ocasión, no podía permitir el haber sido expulsado de donde no lo habían llamado. Por lo tanto, alistó sus tropas habituadas a las guerras, convocó a sus aliados y se lanzó a la expedición punitiva.

Por mar llegaron los ingleses; desde las alturas, estaban los Estados Unidos con información de los movimientos argentinos; en la retaguardia, nuestros hermanos chilenos operaban por radio y preparaban sus aeródromos y puertos; Brasil estaba dispuesto a recibir a cualquier nave británica que estuviese en emergencia; en nuestra Patria, comenzaron a operar los compatriotas contrarios a la acción patriótica.

Finalmente, los ingleses llegaron al Mar Argentino y comenzaron a percibir que se enfrentaban a hombres de coraje, dispuestos a luchar por la Patria. Pese su poderío militar, al apoyo chileno, al apoyo “americano” y europeo, las fuerzas británicas sufrieron duros reveses en lo que habían pensado sería un paseo. Criollos valerosos enfrentaron con bravura al invasor inglés, tanto en tierra como en las aguas. Pilotos criollos mostraron su pericia y coraje jineteando los aviones argentinos, con los que dieron duros golpes a la fuerza invasora.

Como se estila en las fuerzas del Atlántico Norte, aceleraron el final del conflicto armado dando un golpe inesperado, de consecuencias fuertes para su oponente, como en este caso fue el hundimiento del crucero General Belgrano.

Superadas las fuerzas argentinas, los ingleses volvieron a invadir territorio argentino y ahí están, trabajando constantemente para no volver a descuidar esta parte de su ilegal imperio. El imperio británico cuenta con gente muy capaz en la captación de recursos. Habiendo recursos materiales, se puede comprar lo que uno quiera, y las potencias colonialistas compran todo el material bélico necesario para disuadir cualquier intención de desacato. También sirven esos recursos para la adquisición de voluntades; una vez compradas las voluntades, los esclavos estarán dispuestos a pagar lo que fuere para tener algún rasgo que los identifique con el invasor.

En la época en que gran parte de América era colonia española, Inglaterra procuraba entrar de algún modo a esta parte del mundo para explotar sus recursos. Los intentos de entrada por la fuerza en las dos invasiones inglesas al Río de la Plata, terminaron en derrota para los británicos. Tiempo después lograrían la invasión comercial a los países de la región incluido el nuestro, y la invasión violenta a las Islas Malvinas.

En 1982, recuperadas las islas del Atlántico Sur por nuestro país, se desencadenó la guerra y comenzaría luego un nuevo período de ocupación británica en esa parte de nuestro territorio.

A partir de entonces, los poderosos países del Atlántico Norte decretaron el desarme y una persistente decadencia para nuestro país. Fieles a sus antecedentes históricos milenarios, decidieron que quienes osaron enfrentarlos fuesen condenados por varias generaciones, y que del patriotismo exaltado durante la guerra por Las Malvinas, no quedase “piedra sobre piedra”; en eso están ellos y sus cada vez más numerosos aliados locales. Algunos de estos aliados argentinos saben exactamente qué están haciendo.

Llega un nuevo 2 de Abril; esta vez vamos a conmemorar 35 años de la Gesta de Malvinas. Los operadores británicos en nuestro territorio, una vez más van a promover el miedo, el arrepentimiento, los odios entre nosotros, los sentimientos de lástima (no de respeto y reconocimiento) hacia los Veteranos de Guerra. Todo es válido para desmalvinizarnos y debilitarnos.

Es comprensible que los británicos y sus aliados operen en contra del país que los ha enfrentado para recuperar lo robado. Lo que se hace difícil de aceptar es que una cantidad cada vez mayor de gente nacida y criada en nuestro país, sea cada vez más pro anglo y antiargentina.

El 2 de Abril de 1982, hombres de distintas edades y procedencias argentinas, hicieron que nuestra Bandera volviese a flamear en el territorio que hace tiempo nos fuera robado. Vaya nuestro respetuoso reconocimiento a todos ellos.

LAS MALVINAS SON ARGENTINAS.
¡VIVA LA PATRIA!

28 de Marzo de 2017.

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