Por Crístian Ramón Verduc
28/11/2017
“¿Haremos? ¡Haguemos!”

Dijo irónicamente un paisano ante la promesa de un visitante, referida a limpiar y hacer más ancho un camino. La promesa era la de lograr que se haga el trabajo en la primera ocasión propicia. Impaciente y emprendedor, el paisano recurrió a una expresión pintoresca para sintetizar que es mejor hacer cuanto antes lo que es necesario, en vez de esperar que se den las condiciones adecuadas para que una tercera persona lo haga.

En quichua, hacer se dice ‘rúay, iniciando la palabra con una r de sonido simple, como si estuviese en medio de la palabra. Hago se dice ‘ruani, haces se dice ‘ruanqui, hace él o ella se dice ‘rúan. Cuando en el gato El Vidalero, de Julio Domingo Ayunta, los cantores dicen: “Ancha sumajta ‘ruanquish, cutis ‘ruaychis”, están diciendo: “Muy lindo han hecho ustedes, hagamos otra vez”, refiriéndose al canto y al baile.

El quichua que se habla en Santiago del Estero tiene entre sus particularidades la de la R inicial. En la gran mayoría de los casos, la R suena simple al comienzo de la palabra, igual que cuando está en medio. Si uno tiene dificultades para esa pronunciación, puede lograrlo con un simple ejercicio. Por ejemplo, si queremos pronunciar la palabra ‘rúay, podemos separarla en dos sílabas: ‘rú – ay; también separamos en sus dos sílabas la palabra Perú (Pe – rú) y la pronunciamos varias veces, distanciando cada vez más la sílaba Pe de la sílaba – rú. Con sólo ignorar la primera sílaba (Pe) estaremos listos para pronunciar ‘rú y agregarle la sílaba “ay”. Ahora podremos practicar la palabra ‘rúay. Practiquemos, ‘ruaychis (hagamos).

Una vez aprendida la pronunciación de la r inicial en la palabra ‘rúay, no sólo podremos conjugar ese verbo e incluirlo en frases y oraciones, sino que también podremos pronunciar otras palabras iniciadas con la r simple, como ‘rántiy (comprar), ‘réjsiy (conocer), ‘rímay (hablar), ‘runtu (huevo). En esta enumeración nos damos con que no encontramos una palabra quichua comenzada con la sílaba ‘ro. No es difícil de entender si tenemos en cuenta que el sonido e y el sonido o son de incorporación tardía al quichua, pues el ‘Runa Simi (Boca del Hombre o, mejor dicho: El habla del hombre) era trivocálico, es decir que, en cuanto a vocales, usaba solamente las tres que están en la palabra Quichua.

El quichua es lo que nos desvela. Queremos revertir un proceso que no nos conforma. No queremos que el quichua se degrade, ni mucho menos que se pierda. Queremos que el quichua sea hablado y escrito. No queremos elegir entre habla o escritura. No queremos que el quichua se transforme en una pieza de museo muy estudiada. Queremos que el quichua siga siendo hablado y escrito.

Es muy bueno que cada vez aparezca más gente interesada en aprender el quichua. Unos quieren incorporar el canto quichua a su repertorio artístico, otros quieren aprender como un reconocimiento a sus mayores, otros quieren satisfacer su curiosidad… toda inquietud es válida y debe ser atendida con lo que uno tiene. Una opción ante el requerimiento de los que quieren aprender, podría ser la de indicarles los lugares donde enseñan “bien”; otra podría ser la de enseñarles “chaina chaina” (mas o menos) para salir del paso. Lo mejor sería indicarles dónde van a aprender con método y todo lo demás, mientras uno se ofrece para compartir lo que está disponible e ir comenzando con algo, sin esperas ni demoras.

Esa actitud, la de ir haciendo algo “ya” mientras se busca por otra parte una solución definitiva, puede en muchos otros casos, marcar la diferencia entre salvar una situación y dejar que se agrave por esperar la solución cercana a la perfección. Volviendo al ejemplo del ensanchamiento y limpieza del camino, seguramente ha de ser mejor comenzar con machete y pala, mientras se espera la gran maquinaria que puede hacer el trabajo en poco tiempo… o que puede no llegar nunca.

Cuando surja una necesidad o un deseo, tenemos que evaluar rápidamente la situación para determinar qué es lo primero que debe hacerse y cuál sería la solución definitiva. Primero se aplica el paliativo que irá salvando la situación, mientras se busca el curativo que permitirá la tranquilidad total. Logrado ello, se puede encarar lo necesario para prevenir la reaparición del problema.

En las actividades culturales criollas, tenemos que tomar conciencia de que las mismas no son de interés masivo, sino que solamente una parte de la sociedad va a seguir y compartir lo que uno emprenda, ya sea en las letras, en la palabra, en la música, en el canto, en alguna otra manifestación artística o en la difusión de todo lo dicho. Si uno quiere lograr el interés de una gran masa de seguidores, tiene que hacer un sondeo sobre los gustos populares mayoritarios y convertirse en seguidor de las tendencias que algún sector está marcando. Si es conseguido el éxito buscado, habrá que estar atento para ir cambiando el rumbo según las tendencias de la moda.

El quichua no es una expresión comercial que va a mover multitudes. Sí puede llegar a convocar a una gran cantidad de curiosos que buscan algo pintoresco, al tiempo que moviliza a una cierta cantidad de seguidores auténticos dispuestos al aprendizaje y a la práctica compartida, lo que hará crecer al idioma que nos ocupa. De a uno, como se junta el mishtol, es como vamos a ir acercando la gente hacia el quichua. Para ello es necesario ser persistentes en la marcha (a veces cuesta arriba) que nos llevará hacia la nueva popularización del habla quichua.

Muchas veces decimos: Ama súa, ama llulla, ama ckella, prohibiendo y prohibiéndonos el robo, la mentira y la pereza, recordando el mandato de nuestros antecesores. En honor a ese mandato debemos ponernos manos a la obra ya mismo, con lo que hay, al tiempo que se buscan mejores medios para el crecimiento del quichua; debemos ser sinceros con nosotros mismos y con el prójimo, para dedicarnos al quichua sin mentiras ni atajos, para evitar que al habla de nuestros mayores se le siga quitando espacios.

Aparentemente, cada vez hay menos hablantes naturales del quichua mientras el número de estudiosos crece. Sostengamos el crecimiento de la cantidad de estudiosos, mientras promovemos la oralidad como primer paso hacia la firme difusión y práctica de la lengua ancestral.

‘Ruaychis, hagamos, no nos quedemos quietos, es el reclamo de quienes hablan quichua y quieren que el quichua crezca.

28 de Noviembre de 2.017.

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