Por Crístian Ramón Verduc
10/04/2018
“Saludando al Inti Súmaj, cantan los zorzales.”

El Sol ya ha salido, anunciado por el canto de los gallos de cada casa y por la creciente algarabía en los montes. Así describe al amanecer Don Fortunato Juárez en la chacarera Inti súmaj (Sol lindo, con música de Alberto Pérez).

Los quichuistas llaman cancha cancha al momento en que la claridad en el horizonte anuncia la próxima aparición del Sol; es una claridad creciente, que va haciendo cambiar de color al cielo. Decimos que el cielo es azul y es verdad, pero el azul tiene distintos tonos, que van desde un azul intenso cercano al negro hasta un celeste blanquecino. También debemos recordar que no siempre amanece con cielo límpido, pues las nubes suelen tender su manto tanto de día como de noche, dependiendo de ciertas condiciones climáticas.

En quichua, a las nubes se las llama puyu en singular y puyus en plural. Por influencia castellana, a las palabras terminadas en vocal se las pluraliza con s y no con el sufijo cuna. Yacu es la palabra quichua para decir agua. Las nubes son fenómenos atmosféricos bien visibles, formadas por una enorme cantidad de gotitas de agua o cristales de hielo. Esas gotas de agua o cristales de hielo son de tamaño microscópico, pero fáciles de percibir a simple vista si forman una nube, por que en cada nube hay una gran cantidad de esas gotas o cristales. Es microscópico un objeto que solamente puede verse mediante un microscopio. Los objetos microscópicos suelen medirse en micrones o micrómetros; un micrón o micrómetro es la milésima parte de un milímetro. De estas palabras deducimos que micro significa pequeño, o muy pequeño.

La gran cantidad de gotas microscópicas reunidas forman nubes de distintas formas y tamaños. Los minúsculos cristales de hielo forman nubes distintas a las de gotas de agua. Los expertos las reconocen con sólo mirarlas, y hay distintas clasificaciones de nubes. En una clasificación sencilla, podemos reconocer las nubes ubicadas a gran altura, llamadas cirrus, que parecen penachos o pinceladas en el cielo; están formadas por cristales de hielo; otras que también aparecen a gran altura y son de cristales de hielo son las llamadas cirrocúmulos, parecidas a los cúmulos pero que se puede percibir que están a gran altura, pues no hacen sombra en el suelo; por su apariencia suelen ser llamados “corderitos”, “carda lana” y otros nombres parecidos. Los cirrocúmulos tienen un cierto parecido con los altocúmulos, nubes que sí hacen sombra en el suelo y, a diferencia de los cirrocúmulos, están formadas por gotas de agua. Los cúmulos son nubes que se parecen a copos de algodón; son nubes “gordas” y arredondadas que suelen dar linda sombra; de los lados donde la nube recibe los rayos del Sol, la nube es blanca, lo mismo del lado inferior si no es muy gruesa, pues la luz pasa entre los millones de gotitas. Cuando la nube es muy gruesa, la luz solar no llega bien hasta su parte baja y se ve de un color gris oscuro. Si las nubes forman una capa, como un techo protector de la tierra, se las llama estrato. Hay estratos, altos estratos, cirrus estratus, estratocúmulos, etc.

Se llama nimbus a las nubes portadoras de precipitación, que puede ser lluvia, nieve o granizo. Son nubes que tienen su cara visible desde la tierra, oscura e irregular; esa base de la nube suele estar bastante cerca del suelo. Los nimbus estratus son capas de nubes que nos dan lluvia o llovizna persistente durante varias horas, mientras que el cumulunimbus o cúmulo nimbus es una nube con gran desarrollo vertical, con su base cerca de la superficie terrestre y su cúspide a miles de metros de altura; estas nubes suelen ser portadoras de tormentas y su aspecto, impresionante por sí mismas, se hace temible por las descargas eléctricas, fuertes vientos y turbulencias que trae consigo.

Las nubes tienen con el Sol una interesante relación de luces y sombras. Hay nubes que se ven oscuras debido a la sombra que otras proyectan sobre ellas, o a la sombra de sí mismas por ser muy gruesas. Cuando el amanecer o el atardecer es nublado, puede presentar coloraciones rojizas o anaranjadas. Hay nubes de gran altura que pueden descomponer la luz del Sol y tomar aspecto de nube arco iris o nube iridiscente. Esa descomposición de la luz se da por que las gotas o los cristales que componen la nube actúan como prismas, similar a una lluvia que muestra un arco iris al ser iluminada por Sol directo desde atrás del observador.

Las nubes otorgan al cielo de cada día, o de cada momento, un toque de belleza particular. Incluso algunas nubes toman la forma de objetos conocidos para el observador. Mucha gente se entretiene observando el cielo y descubriendo nubes que tienen forma de árboles, de algún rostro humano, de algún animal, etc. También hubo una época en que pilotos muy bien preparados, utilizando aviones adaptados, lanzando humo escribían propagandas breves en el cielo. Al menos en los cielos de Santiago del Estero, ya no se ve ese tipo de propaganda.

Un cielo sin nubes también tiene sus encantos. En un cielo límpido, especialmente posterior a una tormenta veraniega o en una mañana invernal, predomina el color azul, más intenso cuanto menor sea la temperatura del aire. Si el cielo, pese a estar sin nubes, contiene elementos líquidos o sólidos en suspensión (flotando en el aire), el crepúsculo tomará colores amarillentos, anaranjados y rojizos, al igual que el disco solar, que parece cambiar de color según su posición respecto al horizonte y según los elementos suspendidos en la atmósfera.

A veces el cielo se adorna por el paso de un avión que va a gran altura, dejando una “huella” blanca muy llamativa. Esa larga nube blanca que a veces dejan los aviones al pasar, es llamada estela de vapor o estela de condensación. Es necesario recordar que el vapor de agua es un gas que forma parte de la atmósfera y para nosotros es tan invisible como los otros gases. Cuando ese gas se condensa, pasa a ser visible, pues se transforma en gotas de agua, microscópicas en este caso, pero visibles por estar en gran cantidad. Las turbinas del avión toman aire de la atmósfera, lo comprimen y lo lanzan con fuerza para impulsar la aeronave. Al salir, ese aire se descomprime y al descomprimirse se enfría; al enfriarse provoca la condensación del vapor de agua, formándose la nubecita llamada estela de vapor, que va a desaparecer si el aire circundante no está muy frío. En el aire muy frío, las estelas de los aviones quedan visibles durante un tiempo proporcional al frío.

Los gallos y los pájaros cantan saludando al Sol, al que perciben por que miran al cielo. El cielo, nublado o despejado, es siempre bello. El Sol, la Luna, las estrellas, las nubes naturales y las nubecitas formadas artificialmente, son adornos del bello cielo, que contiene al aire que envuelve a nuestro planeta. La atmósfera, además de ser muy necesaria, es hermosa, razón de más para que la cuidemos.

10 de Abril de 2.018.

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