Por Crístian Ramón Verduc
27/11/2018
"Lázaro: Levántate y anda"

Dijo Elpidio con sonrisa socarrona en aquella mañana atamishqueña. Ya era el momento de ir a tomar un rico mate cocido con chipaco y pan casero. El grupo del Alero Quichua Santiagueño que había cantando la noche anterior en la fiesta de inauguración del albergue estudiantil del Colegio Juan XXIII caminó las dos cuadras y media hasta la casa de la familia Herrera, conversando animadamente y saludando a la gente de la histórica Villa.

En reuniones de Comisión Directiva, a fines de los años ochenta, había que decidir quiénes serían los cinco artistas que representarían a nuestro Alero en un festival a realizarse en Trelew, provincia del Chubut. Se barajaron nombres y perfiles del numeroso grupo habitual de los días Domingo en la radio y otras actividades; finalmente, la delegación estuvo compuesta por Alejandro Iñíguez, Carlos González, Fabián Monges, Daniel Toledo y Lázaro Moreno.

Cuando en los años noventa, una gran parte del Alero Quichua Santiagueño recorría la provincia presentando la obra Casarácoj (El casamiento) de Don Carlos Maldonado, en muchas ocasiones Lázaro Moreno se unía al grupo. Ya era requerido desde distintos lugares del país en cada fin de semana y no siempre podía acompañarnos. Después, hemos comenzado a verlo ocasionalmente al coincidir en un escenario, o en la terminal de ómnibus cuando estaba partiendo hacia una provincia o país vecino, o cuando regresaba, o cuando el payador anda en el centro de Santiago en un día hábil para algún trámite. Ya no frecuenta la terminal, pues se moviliza en transporte propio, felizmente.

En los años ochenta, un Domingo de Alero apareció en la radio el poeta Alfonso Nassif con un jovencito vestido a la manera paisana. Nos lo presentó como Lázaro Moreno, payador quichuista de los pagos de Herrera, departamento Avellaneda. El jovencito comenzó cantando un poco tímidamente, para luego ir creciendo en un canto improvisado que iba nombrando personas y circunstancias de ese momento en la radio. Durante un tiempo, Lázaro Moreno visitó nuestro Alero en Radio Nacional; también cantaba los Viernes en el patio de LV11, en las peñas radiales que eran parte del programa Santiago Guitarra y Copla, de Juan Carlos Carabajal. Se unió a la embajada artística del programa de Juan Carlos y con él recorrió la provincia. Después se grabaron discos en los que Lázaro expone su calidad como cantor quichuista.

El payador de Herrera comenzó a ser figura habitual en jineteadas y encuentros folclóricos de distintas provincias. El poderoso sonido de los instrumentos electrónicos y las voces de cantores melódicos eran (y son) un fuerte freno para el canto tradicional, por lo tanto a Lázaro se le hacía muy difícil el acceso a los escenarios centrales, incluso al escenario “Atahualpa Yupanqui”; por eso, al igual que muchos tradicionalistas, sus eventuales participaciones en los grandes festivales llamados folclóricos suelen darse en escenarios o salones anexos al acontecimiento.

Los lugares donde se realizan encuentros auténticos en las pampas argentinas, uruguayas y brasileras, fueron dando un lugar preponderante a Lázaro Moreno, por lo que tuvo que viajar cada fin de semana hacia algún lugar distinto cada vez.   Este año hizo el sexto Encuentro de Payadores en Herrera. Es un encuentro tradicionalista que ocurre en su casa cada año a mediados de Agosto, con la participación de talentosos payadores de Argentina y países vecinos, y además algunas figuras del espectáculo de música folclórica, los que en esos días conocen de cerca el terruño que inspira a Lázaro y a tantos otros folcloristas santiagueños.

Lázaro también tiene protagonismo en el programa televisivo tradicionalista Alma Gaucha, que se realiza en Buenos Aires y se difunde por todo el país. En ocasiones ha transmitido desde lugares donde había jineteadas u otros encuentros criollos. Se lo ha visto muchas veces tomando el micrófono principal del prestigioso programa.

El Jueves 16 de Abril de 2015 al atardecer, un grupo del Alero Quichua Santiagueño se encontraba cantando en un patio de la ciudad de Forres y el encuentro con valores de la zona se transmitía por una radio local. De pronto, una noticia nos dio un choque frontal: Lázaro Moreno había sufrido un grave accidente en el sudeste santiagueño, sobre la Ruta Nacional 34. De regreso a la ciudad de Santiago y con el alivio de noticias actualizadas, hemos ido a preguntar en el Hospital Regional, donde nos han avisado que había fracturas de piernas, sin peligro para la vida del payador quichuista. Su mayor preocupación ese día era la guitarra, que lo acompañaba en las patriadas desde hacía varios años, incluso en el lamentable accidente. 

Días después, Lázaro se levantó y pudo salir del hospital, para seguir con una lenta recuperación. Poco a poco volvió a sus actividades, con momentos de alegría y otros de tristeza, como cuando en un encuentro quichua nos dijo en versos cómo se sentía mal por la poca movilidad resultante del accidente. Ya lo dijo cantando más de una vez: “No es fácil vivir cantando con heridas en el alma.” La recuperación de su pierna herida y su adaptación a la pequeña limitación que tiene, nos devolvieron un Lázaro Moreno optimista y activo, como en los buenos tiempos.

Lázaro Moreno canta a la gente paisana, al quichua, a su pago de Herrera, a su bolso, a su guitarra, a lo que le preocupa y a lo que ama. Tiene registrados más de setenta temas, los que representan una pequeña cantidad de sus creaciones, si tenemos en cuenta que en cada payada, lanza al viento una multitud de versos decidores que no se registran en papel alguno.

Selectivo en sus afectos, como buen paisano convencido de lo que profesa y practica, no niega elogios cuando los considera justos, como cuando dice: “¡Qué buena gente es Don Yuma!” (A Don Yuma Gómez) o “… que tengan mil mujeres, hijos como Elpidio Herrera” (Sacha guitarra).

Nunca olvidó a nuestro Alero y le dedicó el gato Sónckoy quichua (Mi corazón quichua), en el que dice: “Domingo de Alero Quichua, manam ckonckasajchu na” (Domingo de Alero Quichua, ya no lo olvidaré).

Lázaro debió esforzarse, arriesgar, perder muchas veces para finalmente ganar el reconocimiento de compatriotas, también de uruguayos, brasileros y chilenos, los que ahora además saben que hay una provincia llamada Santiago del Estero y un lugar llamado Herrera donde nació el talentoso payador argentino que habla quichua. Lázaro anduvo, cayó y se levantó. Lázaro sigue andando.

27 de Noviembre de 2.018.

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