Por Crístian Ramón Verduc
09/10/2007


            Decía una señora: “Tengo un loro que habla muy bien”. Su amiga, tal vez con el ánimo de contrariarla; tal vez con la intención de sacarla de un error, le contestó: “No, comadre, su loro no habla, solamente repite. Si pudiese hablar, pediría para ir volando a los montes de donde ha sido sacado”. Es una gran ventaja del ser humano el poder expresar lo que piensa, lo que siente, lo que aprende. Hay quienes pueden transformar los pensamientos en palabras tan claras o elocuentes, que al hablar o escribir están reflejando lo que siente toda una comunidad. La posibilidad de expresarse públicamente puede también servir para influír en una parte de la comunidad oyente o lectora. Países enteros se han formado basados en los dictados de un grupo que pretendió interpretar la voluntad de la mayoría de los habitantes. En nuestra historia nacional tenemos claros ejemplos, comenzando por la Revolución de Mayo de 1.810. En nuestros días, los medios masivos de difusión brindan información, entretenimiento y educación. También son formadores de opinión, dependiendo de la educación y predisposición del público. Los libros, leídos en forma analítica y, mejor aún, teniendo otras fuentes para consultar, contribuyen a nuestra formación cultural, lo que de una u otra manera incidirá en la comunidad.

            Hasta comienzos del siglo XX, en los círculos intelectuales y entre quienes detentaban el poder en nuestro país, el concepto generalizado era de que nuestra historia y nuestras raíces eran europeas. Todo vestigio de los “indios” debía desaparecer, para no frenar el avance de la Patria hacia la definitiva europeización. El gaucho, el criollo, el mestizo, era una lamentable consecuencia del encuentro de los colonizadores con los naturales de estas tierras. Había que “mejorar la raza” en la Argentina promoviendo la inmigración europea y negando derechos a los gauchos y a los aborígenes. Si todo el pueblo compartía o no ese criterio, no se podía saber. El gaucho era iletrado y sin posibilidades de ser oído. Fué por medio de los escritores que se pudo atisbar en la ciudad de Buenos Aires, centro de las decisiones nacionales, que había en la población una mayoría que clamaba por un país para los paisanos. En este tema, es un hito fundamental El Gaucho Martín Fierro, aunque mostrando desprecio hacia los “indios”. Por otra parte, las Bases y Puntos de Partida inspiradoras del texto para nuestra Constitución Nacional apuntaban a poblar el país con una raza “mejorada”. Con el nacimiento del Siglo XX, pudo oírse voces que se alzaban recordando que América es un continente que ya tenía vida propia antes de la llegada de los “descubridores”. El santiagueño Bernardo Canal Feijóo describía al verdadero Santiago del Estero, de cara a sus montes y a su gente y no hacia el puerto europeísta.

            Bernardo Canal Feijóo nació en Santiago del Estero en 1.897. Fué a estudiar en la Universidad de Buenos Aires. Recibido de abogado, volvió y recorrió la provincia, encontrando un panorama preocupante: pueblos y parajes casi sin gente; donde antes había bosques exhuberantes quedaban planicies yermas; estaban reducidos a taperas los ranchos de los que optaron por emigrar. Los árboles habían sido cortados con hacha; la gente, arrancada de raíz. Esta desastroza agresión a la vida en nombre del progreso, motivó a Canal Feijóo para hacer de su intelectualidad un arma de lucha en favor de la Patria Chica. Sus observaciones, su análisis de la historia, sus propuestas para la provincia y el Noroeste Argentino, fueron escritas por Canal Feijóo y, hasta donde pudo, puso en práctica sus ideas. Es así que impulsó la formación de la asociación cultural La Brasa. Organizó el Primer Congreso de Planificación Integral del Noroeste Argentino, experiencia pionera en el país que reflejaba la prédica de Feijóo por un desarrollo armónico del país. En 1.947 se radicó en Buenos Aires, donde continuó trabajando con su anhelo de contribuír para una Argentina racionalmente planificada y desarrollada, idea contrapuesta a los atropellos desordenados que se cometen en nombre del progreso. Luego de ocupar otros destacados cargos, falleció siendo Presidente de la Academia Argentina de Letras, el 10 de Octubre de 1.982. La ciudad de Santiago del Estero homenajea a su referente del pensamiento regional y nacional, desde la plaza que lleva su nombre en el Barrio 8 de Abril. Podemos aprovechar los esfuerzos de Canal Feijóo leyendo y comentando aunque sea una pequeña parte de lo que escribió y publicó, por ejemplo: Mitos Perdidos; La Rueda de la Siesta; Dibujos en el Suelo; Ñan, Revista de Santiago; La Rama Ciega; De la Estructura Mediterránea Argentina; Integración Constitucional Argentina; En Torno al Problema de la Cultura Argentina; Fundación y Frustración en la Historia Argentina; Nivel de Historia y Otras Proposiciones... sólo habría que empezar por algún lado, tal vez en la biblioteca del barrio.

09 de Octubre de 2.007.

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