Nos dice Pedro Navarrete en el título de una chacarera suya. “Soy santiagueño, soy chacarera”, se titula una chacarera de Peteco Carabajal, también reconocida y muy cantada. Juan Carlos Carabajal decía, durante la presentación de su programa radial Santiago guitarra y copla: “Con el orgullo de ser y sentirnos santiagueños”.
Hay una gran cantidad de temas musicales, especialmente chacareras, en las que exaltamos nuestro ser, el ser santiagueños. Hay obras poéticas que también siguen esta línea de sentimiento. Un ejemplo claro es la Apología de la Chacarera, de Julio Argentino Jerez que, como el nombre de la obra lo indica, tiene por finalidad alabar a la chacarera, por eso dice, entre otras cosas: “… Los mudos la tararean…” Pero también declara su identidad personal al decir: ”Ella nació como yo, en en los pagos del mistol…”
Hay poetas, letristas y compositores que nos dejan una gran herencia para identificarnos como santiagueños. Hay muchos motivos para sentirnos orgullosos de ser santiagueños y sería redundante enumerar que la ciudad capital provincial es la más antigua entre sus similares de nuestro país y que es Madre de ciudades, que Santiago del Estero es considerada Cuna del Folclore Argentino, por San Francisco Solano y por don Andrés Chazarreta, el Patriarca del Folclore Argentino. También podemos estar orgullosos por ser el santiagueño el único provinciano mencionado por José Hernández en su obra Martín Fierro. Hay muchos motivos para sentir orgullo por ser santiagueños, que sería largo de enumerar.
Durante un tiempo que parecía interminable para muchos santiagueños, el ser santiagueño fue motivo de burla, de bromas de mal gusto. Muchas de esas bromas, discriminatorias por cierto, eran proferidas ante micrófonos y aumentaban el repertorio de “humoristas”; uno de ellos, muy conocido por la seriedad de sus relatos con una dosis de buen humor, una vez ha buscado la risa fácil del público contando de “un vampiro santiagueño” que había mordido el cuello de una estatua. Si esto parece injusto, ingrato o de mal gusto, no estaría de más recordar que las “bromas” contra los santiagueños han sido (y aun lo son) un recurso fácil para “humoristas” presentados como santiagueños y cantores de la misma procedencia.
Juan Carlos Carabajal decía: “Ser y sentirnos santiagueños”. Muy bien dicho. Estaría ancha súmaj (muy bien) agregar: “Parecer santiagueños”. Hay quienes han nacido en Santiago del Estero pero no lo parecen, y hay quienes no han nacido en Santiago pero muestran su identificación con la provincia; para lograr esto, primero tienen que haber conocido a Santiago y a la gente santiagueña. El lugar de nacimiento es una circunstancia, mientras que uno puede elegir qué es lo que va a ser o va a intentar ser y parecer.
Las primeras grabaciones de solistas y conjuntos santiagueños tuvieron un buen rumbo santiagueño. Algunos de ellos fallaron al querer incursionar en el quichua, pero en castellano se mostraron bien santiagueños en su vocabulario, pronunciación y en los nombres elegidos para los conjuntos que integraban.
Hay cantantes de otras provincias que interpretan el canto santiagueño y muchos de ellos lo hacen muy bien. En otros se nota enseguida que sus convicciones culturales son diferentes a las nuestras. Por otra parte, es un placer el escuchar cualquier grabación de Alfredo Ábalos, cantor santiagueño nacido en la provincia de Buenos Aires que es un ejemplo por su pronunciación del canto criollo santiagueño en castellano y en quichua.
Aunque parezca extraño, hay gente nacida en Santiago, que pronuncia como si no fuese de aquí. Su manejo de los sonidos y, rr, ll, sh, son lamentables, pues parecen ser gente que no desea ser santiagueña, pero que busca la aprobación de los oyentes con un repertorio santiagueño. También tenemos gente nacida en Santiago, que tiene talento para la música y el canto, pero que no practica el arte santiagueño y aun así se presenta como gente del folclore santiagueño.
Tema aparte es el vocabulario que adopta parte de nuestra paisanada, como obedeciendo a lo que transmiten desde la televisión de Buenos Aires. Durante el fin de semana, por distintos medios hubo referencias a la Autonomía provincial, lograda en su aspecto político el 27 de Abril de 1820. Ojalá algún día no muy lejano, la población de la provincia de Santiago del Estero procure su autonomía cultural.
29 de Abril de 2025.