


Muchos de nosotros, al estar subiendo o bajando la famosa cuesta catamarqueña, a la vez que admirábamos el enorme paisaje del Valle de Catamarca y los cerros y montañas, habremos imaginado que así debía de verse el paisaje desde un avión en vuelo.
En los años en que el servicio militar era obligatorio, muchos santiagueños hemos sido destinados al regimiento que estaba en la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca. Lo habitual era llegar en tren en ese primer viaje de los nuevos soldados conscriptos. Los santiagueños éramos llevados en camión hasta la ciudad de Frías, para ahí abordar un tren que, después de unas cuantas horas de viaje, entraría a la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca por el Sur. El traslado de la estación al regimiento era en camión.
De día, especialmente un día soleado, se podía ver la magnificencia del paisaje de Catamarca. Desde la ciudad, hacia el Oeste se ve la imponente cadena serrana de Ambato; al Norte hay pequeñas elevaciones, al Sur tenemos una llanura ligeramente ondulada y, al Este, la imponente cadena de Ancasti, en la que se puede apreciar la Cuesta del Portezuelo, especialmente por las tardes, cuando la luz solar da de lleno en el zigzagueante camino.
Según la distancia desde donde se mire la Cuesta del Portezuelo, y el momento del día, se puede apreciar el movimiento de vehículos subiendo o bajando. Desde muy al Oeste, más allá de la ciudad, es posible que únicamente se vea el reflejo solar en los vidrios del vehículo; de noche, lo que muestra el movimiento de vehículos son las luces de los mismos.
Si el día es soleado y ya ha pasado el mediodía, desde algunos lugares de la ciudad podremos ver nítidamente a los vehículos que transitan la cuesta, bajando hacia el valle, o subiendo hacia las poblaciones del departamento El Alto o hacia la provincia de Santiago del Estero.
Tenía razón el gran músico, compositor y autor Polo Giménez, cuando escribía: “… mirando abajo parece un sueño.” Repetimos que el paisaje que se ve desde la cuesta, especialmente cerca de la cumbre del cerro, el paisaje que se ve es enorme. El poeta Giménez lo dice con belleza artística agregando, entre otras bellas expresiones, que se ven “mil distintos tonos de verde”.
Rodolfo Lauro María Giménez, más conocido como Polo Giménez, había nacido en Buenos Aires y, a partir de los dos años de edad, se crió en Córdoba, donde se formó como músico y desarrolló su capacidad para la poesía y la creación musical. Era un gran pianista e integró conjuntos con otros excelentes músicos y cantores, como Los Hermanos Fruttero, de Río Cuarto, también con el bandoneonista salteño Payo Solá, el guitarrista catamarqueño Atuto Mercau Soria, más el cantor cordobés Abel Figueroa y el cantor Pepe Consoli. Don Polo Giménez no mezquinó su música a personas y provincias. Acompañó a muchos artistas y creó para distintas provincias. De su gran cantidad de creaciones musicales y poéticas, solo o con otros artistas, llegó a registrar solamente unas decenas, entre las que destacamos: Cantale chango a mi tierra, Del tiempo i’ mama, una zamba casi tan cantada como Paisaje de Catamarca. A la chacarera Según me brotan las coplas, le encontramos un trasfondo de influencia santiagueña, ya que nombra al ‘rupachícoj (Quemante, que hace quemar, ortiga). También menciona al tumuñucu, pajarito también llamado “tumiñicu” o “dominico”, o picaflor. El estribillo termina con el verso: “Para cantarle a mi pago”, fácilmente cambiable por “Para cantarle a Santiago”.
La vida de Polo Giménez estuvo signada por el mes de Noviembre, ya que nació el 19 de Noviembre de 1904 y falleció el 26 de Noviembre de 1969. Ese 26 de Noviembre, don Rodolfo Lauro María Giménez estaba en el local de Margarita Palacios, llamado popularmente Embajada de Catamarca en Buenos Aires. En esa reunión celebraban los 50 años de don Rodolfo Giménez con la música, y el músico presentaba su disco Bodas de oro con la música popular argentina, y su libro De este lado del recuerdo. Con 65 años de edad, su corazón había ya vivido muchas emociones fuertes entre tantos bellos paisajes, reuniones musicales y entrega en forma de música y letra. Pese a la atención médica por parte de un hijo suyo, el corazón de Polo Giménez se detuvo definitivamente un rato después de estar en pleno festejo.
En plena Cuesta del Portezuelo, hay un monumento a la zamba Paisaje de Catamarca, con imágenes de Atuto Mercau Soria y Polo Giménez, el gran autor catamarqueño nacido en Buenos Aires y criado en Córdoba. Hay promesantes santiagueños que están por comenzar su peregrinación al santuario de la Virgen del Valle. ¡Dichosos ellos, que pronto verán nuevamente a La Cuesta del Portezuelo!..
25 de Noviembre de 2025.
