“Bienhaiga, Niña Rosario,/ todos los hijos que tiene:/ millones de argentinitos/ vestidos como de nieve.”

¡Qué lindo es ver las huahuitas yendo hacia el jardincito de infantes! De la mano de la madre, del padre o de un hermano mas grande, van alegremente hacia el jardín infantil, donde ellos son las flores que en el futuro darán frutos a la Patria.

Los niños pequeñitos, como quien jugar, se adaptan a la vida en sociedad, la vida en relación con sus pares, a los que aprenden a conocer. Los padres, con el ejemplo y con la palabra, comenzaron desde el nacimiento a cultivar esas florcitas.

Por amor, por desconocimiento, por falta de experiencia, los progenitores pueden llegar a proteger en exceso a los chicos, dejándolos muy vulnerables ante las acciones externas. En el proceso evolutivo de la persona que ha de vivir en sociedad, es necesario el jardín de infantes, como paso previo a la escuela. La educación en el hogar y en el jardincito son acciones que se complementan para la formación integral de las huahuitas.

En el jardín infantil, que se divide en salas por edades, los niñitos juegan dirigidos por maestras especialistas en alumnos de muy corta edad. Así, jugando, aprenden a manejar el lápiz, la tiza, el vocabulario. Comparten juegos, comparten elementos didácticos, comparten el tiempo. Cada año van conociendo nuevos compañeros y nuevas maestras. Van formándose para la vida adulta, donde cada día encontrarán nuevas circunstancias con las cuales lidiar, para hallar algo bueno en cada algo nuevo.

Cada movimiento benéfico para la comunidad tiene sus precursores. En nuestro país, la precursora entre las maestras jardineras es Rosario Vera Peñaloza, Maestra de la Patria.

“Yo sé los sueños que sueñas/ Rosarito Vera. Tu vocación/ pide una ronda de blancos delantales/ frente al misterio del pizarrón.”

Rosarito nació en la provincia de La Rioja, en 1.873. Dedicó su vida a la docencia. Se formó Profesora Superior, siguió estudiando diversas especialidades. Llegó a Inspectora de Enseñanza Secundaria, Normal y Especial.

Podría haber optado por quedarse con la enseñanza superior, pero prefirió sembrar en los mas tiernos, con visión de futuro y para bien de las generaciones vinientes.

Sabiendo que los primeros años son marcantes en la formación de la persona, fundó el primer jardín de infantes argentino. Luego de aquel jardincito en La Rioja, fundó otro en Córdoba, otro en Buenos Aires y uno más en Paraná, Entre Ríos. Recorrió el país impulsando la enseñanza popular.

Escribió Vida del General San Martín, adaptada para niños, El Hombre que Rehusó el Olimpo, Los Hijos del Sol, Historia de la Tierra, Un Viaje Accidentado, Pensamientos Breves Sobre Juegos Educativos, entre otras obras.

En 1.945, al cumplir sus cincuenta años con la docencia, en el Día del Maestro recibió el homenaje de amigos, aumnos, ex alumnos y colegas de toda la Argentina, de Chile, Uruguay y Perú.

Falleció el 28 de Mayo de 1.950. En homenaje a Rosario Vera Peñaloza, maestra riojana, el 28 de Mayo es el Día de la Maestra Jardinera y Día Nacional de los Jardines de Infantes.

Hay en el país varias escuelas que llevan el nombre de la gran docente. Uno de los departamentos en que se divide políticamente la provincia de La Rioja, se llama Departamento Rosario Vera Peñaloza.

La zamba Rosarito Vera, Maestra, es el homenaje folclórico de Félix Luna y Ariel Ramírez para la inolvidable educadora.

A las maestras jardineras les confiamos nuestros hijos en la más tierna infancia. Es gratificante acompañar a los chiquitos al jardín, acompañar su crecimiento, estar atentos a su aparición en la vida de relación con los otros. Escuchar las indicaciones de la maestra para los padres es fundamental. Rosario Vera Peñaloza fue la precursora de estas maestras de la Patria. Ellas son las continuadoras de su patriada, para el bien de nuestro futuro.

26 de Mayo de 2.009.