Por Crístian Ramón Verduc
08/06/2010
“¡Ay, hermanita perdida!...” cantaba Don Atahualpa Yupanqui.

¿Cuándo y cómo es que el archipiélago de Las Malvinas pasó a ser hermana de las otras provincias argentinas?

Si uno se pone a leer, se encuentra con una horrorosa Historia de robos, usurpaciones, traiciones, prepotencia, falta de consideración, falta de patriotismo y otras bajezas, por un lado. Por otra parte, se encuentran historias de esforzados pioneros, valientes luchadores y hermanos leales. Hay que leer, preguntar, averiguar, pensar, volver a consultar, repensar, y ver qué se puede hacer. Hay que tratar de fomentar la honestidad en nosotros mismos y luego en nuestros próximos. Tal vez así avancemos un pasito hacia el sinceramiento de la Humanidad.

En la escuela y en otros ámbitos a uno le enseñan heroicas historias de descubrimientos, conquistas y formación de imperios. Incluso se muestra como figuras señeras a los líderes imperiales. Si uno se pone a leer en forma analítica, concluye en que tales relatos se refieren a invasiones, usurpaciones, asesinatos en masa y robos por asalto. Visto así, los grandes emperadores y otros en menor escala, son simples jefes de grandes pandillas de asaltantes.

Las ansias de aventuras, las ganas de conocer el mundo y ver qué hay allende el horizonte, son motores que hacen al ser humano un caminador de la faz de la Tierra. Hubo y hay casos de viajeros que llegan a un lugar poblado, saludan con respeto, piden permiso para morar en el lugar y se ajustan a las reglas de convivencia existentes. Esos migrantes han salido de sus propias tierras buscando lo que en su nido les falta, pero sin planes de robo.

Cuando la migración se produce empujada por ambiciones desmedidas, el viajero no puede confesar sus verdaderas intenciones a los pobladores que encuentra a su paso. Sería absurdo que alguien llegue a nuestra casa, confiese que pretende robarnos o esclavizarnos, y nosotros le abramos la puerta.

No se debe tratar de justificar el robo, pero no está de más observar en la naturaleza los distintos mecanismos de supervivencia y crecimiento existentes. Tomemos por ejemplo un ave de rapiña: Ella tiene que atacar el nido de otra ave, robar los huevos o matar los pichones para dar de comer a sus propios hijos. Sale de su nido con planes de asalto para asegurar la supervivencia de su familia. Los atacados procuran huir, o enfrentan al asaltante y se traban en lucha, pues deben asegurar la supervivencia, por ellos mismos y por su descendencia. Martín Fierro decía: “Ave de pico encorvao, le tiene al robo afición…” y es así como pueblos enteros han buscado su crecimiento y prosperidad dejando en la miseria a otros.

¿Y las disputas entre hermanos? Por celos, ambiciones, resentimientos, por espíritu competitivo y otras razones, es común ver hermanos que no son del todo unidos. Ocurre incluso entre naciones que han nacido juntas y crecido lado a lado, en el mismo continente y con historias parecidas.

La historia de las Islas Malvinas es una sucesión de acciones humanas de toda índole. Parece ser que hace siglos, habitantes originarios de la Patagonia visitaron las islas y luego volvieron a sus tierras dejando algunos vestigios, como restos de canoas, de chozas, y algunos zorros patagónicos que hacían las veces de perro doméstico. Después, navegantes de distintos países europeos en carrera por apoderarse del mundo, avistaron las islas en diversas ocasiones.

Cada uno en mayor o menor medida consideraron, desde su lógica posesiva, que esas lejanas tierras les pertenecían. Es así como se sucedieron las disputas y ocupaciones de las frías islas sudamericanas.

Producida la Revolución de Mayo, las Provincias Unidas del Río de la Plata dejaban de pertenecer a España e iniciaban su camino como nueva nación libre. Las islas de esta parte del continente debían ser parte de las Provincias Unidas, así como hasta entonces habían pertenecido a España.

El 10 de Junio de 1.929 fue creada la Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas, designando Comandante a Luis Vernet. El rigor con que Vernet combatió la depredación de la fauna marina, fue un excelente pretexto para el ataque y usurpación de las islas por parte de los ingleses, en complicidad con Estados Unidos.

Tal complicidad se repitió durante la guerra de 1.982, en este caso con el agregado del gobierno chileno. Argentina volvió a estar en una Guerra de la Triple Alianza, aunque esta vez del lado más difícil.

Desde hace décadas, en la Organización de las Naciones Unidas hay un Comité de Descolonización. Tal Comité, por lo que parece, no incluye a los países que mantienen en su poder territorios ajenos. Dicho de otra manera, los “grandes” no forman parte del Comité de Descolonización.

Irlanda, España y Portugal son los países europeos que concuerdan con la posición argentina respecto a Las Malvinas. España tiene una parte de su territorio ocupado por los ingleses, y a su vez posee colonias en el norte de África. Intereses encontrados como éstos, y la falta de voluntad descolonizadora de los países que mandan en las Naciones Unidas, dificultan las negociaciones. Posiblemente la mayor dificultad para que existan negociaciones justas es la prepotencia con que se manejan los países militarmente más poderosos y el doble discurso de la gran mayoría. Ese doble discurso suele ser parte de la habilidad diplomática.

Las Malvinas están pobladas por ingleses implantados allí, y sus descendientes. Si se consulta a los pobladores malvinenses sobre la descolonización de las islas, ellos responderán como ingleses. Objetivamente, no quieren dejar de ser ciudadanos de segunda en un país que consideran seguro, para ser iguales a los otros ciudadanos de un país inestable, tumultuoso, con otro idioma, otras creencias y otras costumbres.

Imagine el lector que compró, de buena fe, un objeto robado, y que éste pasó a ser su única posesión. ¿Votaría a favor de que ese objeto sea devuelto a su legítimo dueño y así quedarse sin nada? Existe gente que pondría la honestidad por delante del interés. Existe gente así… en algún lugar existe…

Sin abandonar nunca nuestro reclamo por lo que nos fue robado, debemos trabajar firmemente para ser una tierra de buenos ciudadanos, formar una sociedad confiable y repetir, con acciones y palabras: “Hermanita, vuelve a casa.”

08 de Junio de 2.010.

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