Por Crístian Ramón Verduc
21/06/2011
Los seres vivos son más especializados cuanto más simples y menos evolucionados son

Los seres vivos son más especializados cuanto más simples y menos evolucionados son. Eso podemos ver en los vegetales, en los animalitos menores, los peces e incluso en algunos mamíferos. Si podemos observar con microscopio, veremos que los animales unicelulares u otros muy pequeños están casi todo el tiempo consumiendo determinado material y excretando algo muy específico, como si fuesen simplemente aparatos digestivos transformadores del ambiente donde se encuentran.

Los vegetales en general son grandes productores de oxígeno, de alimento para los animales y de abono para la tierra, de la cual se nutren casi todas las plantas. Algunos vegetales son muy simples, como los hongos (vegetales que no son considerados plantas por muchos botánicos), las algas (plantas que viven bajo el agua o en la humedad), los líquenes (que podemos ver adheridos a troncos, piedras o paredes), los pastos, las verduras comestibles, los cactus, los arbustos y los grandes árboles. Hay plantas que nos impresionan por la belleza de sus flores. En general, los vegetales se nos antojan una extensión del suelo, como brazos de la Tierra extendidos hacia el cielo, que ocasionalmente se mecen danzando con el viento.

Los animales, casi todos dotados de la posibilidad de trasladarse por sus propios medios, se nos aparecen como seres más evolucionados. Entre los animales existen seres diminutos, algunos visibles únicamente con la ayuda de un microscopio. Otros son pequeños pero visibles, entre ellos podemos mencionar a las lombrices de tierra, que se dedican a procesar desechos y mejorar el suelo. También podemos observar a los caracoles, dedicados a comer hojas, o a una gran cantidad de seres pequeños que aparentemente siguen una rutina diaria consistente en comer y periódicamente reproducirse. Los animales simples que comen a otros animales se especializan en la captura por medios que pueden ser sorprendentes, pero en general respondiendo a una rutina indicada por el instinto.

Hay animales que son excelentes cavadores. Otros son grandes corredores. Otros vuelan muy bien. Otros son buenos nadadores. Y hay animales que pueden andar bien en dos especialidades de locomoción.

Hay animales solitarios y hay animales gregarios. Existen los que parecen formar una sola unidad animal entre todo un grupo numeroso, como los corales, las hormigas o las abejas, por ejemplo. En el caso de las abejas, la que llamamos reina se especializa en poner huevos, el zángano es solamente un reproductor masculino; las obreras toman una especialidad acorde con la edad y siguen rutinas asombrosamente coordinadas que hacen funcionar a toda la colonia como si fuese un único ser dividido en miles de cuerpecitos.

Cuanto más complejo es el organismo que consideramos, más se percibe que hay alguna forma de transmisión de la experiencia de los mayores hacia los ejemplares nuevos, además de algunos recursos para resolver situaciones fuera de lo común. Hay muchos animales que se adaptan a la vida en compañía del ser humano, por lo que pasan a ser usados como mascotas o animales de trabajo.

El Ser Humano, culminación de la Creación o de un proceso evolutivo según las creencias de cada uno, es un ser que no nace especializado. El Ser Humano nace totalmente desvalido y aparentemente desprovisto de cualquier habilidad, pero tiene la posibilidad de aprender prácticamente cualquier cosa.

El humano es el ser de todo el planeta, condicionado parcialmente por su naturaleza terrestre y de hábitos diurnos. Si comparamos al ser humano con los animales en ciertas habilidades que son comunes a algunas especies, daría la impresión de que estamos en desventaja ante todos los otros habitantes de la Tierra.

El Hombre camina, aunque por lejos no es el mejor caminador. Puede escalar montañas o trepar árboles, pero no puede competir con los animales trepadores o escaladores. Podemos aprender a nadar y a sumergirnos en las aguas, pero cualquier animal de ese medio nos supera. Parece que siempre aparecen varias especies animales más capacitadas que el ser humano para cada actividad que se pretenda realizar, solo que no se encuentra en la Naturaleza otro ser capaz de hacer un poco de cada cosa abarcando tantas especialidades como el ser humano.

Puede ser el habla, puede ser el uso e invención de herramientas, puede ser la capacidad para resolver problemas, o puede ser la suma de todo, pero el caso es que el humano, de aparecer en tiempos remotos como uno de los seres más frágiles y desvalidos de la Tierra, ha pasado a ser el más peligroso y temible.

El ser humano nunca ha quedado totalmente conforme con sus logros y ha ido constantemente por más. Nunca hemos conseguido volar sin accesorios, pero el desarrollo de sucesivos inventos hoy permite que el Hombre incursione en los cielos y en el gran abismo del espacio exterior. También se puede llegar a profundidades marinas inalcanzables para cualquier otro ser que camine.

Hay factores genéticos, anatómicos y sociales que condicionan los aprendizajes y la adquisición de hábitos en el humano. Una persona desarrolla aptitudes para ciertas actividades y tiene dificultades para otras. También hay inclinaciones conscientes e inconscientes que nos llevan a gustar más de ciertas actividades que de otras.

Hay personas que deciden explotar una aptitud para lograr éxito en la vida social. Así surgen los astros deportivos o artísticos que parecen tener una única habilidad y desconocer otros temas que hacen a la cultura general. Muchos de esos humanos dedican todo el tiempo y esfuerzo posible a la especialidad que les proporcionará fama, dinero y satisfacciones íntimas, dejando para después del tiempo de plenitud la posible concreción de otros anhelos u otros aprendizajes.

A menudo nos encontramos con ciertas actitudes de los humanos civilizados que cada vez nos sorprenden menos e indignan más. Ocurre generalmente cuando uno va a hacer alguno de los intrincados trámites que solamente algunos tipos especiales de humanos suelen idear. Es muy común encontrarnos con el trámite no puede continuar su paseo de oficina en oficina por que la única persona que podía poner un sello o llevar los papeles no ha venido. Hay casos en que la persona que debía leer todo y aprobar o no, se ha ido de vacaciones y no ha dejado reemplazante. Son casos de especialización urbana que nos hacen pensar en cómo se deshumaniza el ser humano en aras de la comodidad individual.

También es muy molesto que a uno intenten relegarlo de alguna actividad que se da por sentado que no es nuestra especialidad, como si fuésemos seres simples, con apenas una especialidad y sin la posibilidad de intentar otras.

Los seres humanos tenemos la capacidad del aprendizaje y de la enseñanza. También tenemos habilidad para engañar al prójimo o el descaro suficiente como para mentir sabiendo que no nos creen.

Seremos verdaderamente humanos cuando podamos enseñar y educar con el ejemplo, con vistas a un futuro de justicia, ingrediente imprescindible para lograr la paz entre las personas.

Para aprender a ser mejores personas y humanizarnos, siempre estamos a tiempo. El momento para comenzar es hoy mismo, al margen de las especialidades que tengamos en la sociedad.

21 de Junio de 2.011.

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