Por Crístian Ramón Verduc
07/02/2012
Es noche de Luna Llena, bella noche norteña…

“Es noche de Luna Llena, bella noche norteña…” (Luna Santiagueña – zamba de Pedro Segundo Rojas Cuozzo).
Nuestro planeta, al igual que muchos otros, tiene un satélite natural girando a su alrededor. Hay planetas que tienen varios satélites naturales, así como los hay sin ninguno. Estos cuerpos celestes orbitando alrededor de los planetas provocan en ellos una serie de fenómenos relacionados con el magnetismo de los cuerpos. Parece que un planeta sin satélite natural gira sobre sí mismo como una rueda normal, pero si tiene otro cuerpo celeste orbitando cerca se producen una serie de fenómenos relacionados con esta particular situación.
Sabemos que la superficie terrestre se compone mayoritariamente de agua. La Tierra y la Luna se encuentran en un delicado equilibrio entre la atracción magnética recíproca y la fuerza centrífuga producto de los giros del satélite natural alrededor del planeta. El magnetismo terrestre no es suficiente para hacer que la Luna “caiga” sobre nosotros. Tampoco la Luna tiene suficiente fuerza como para llevarse a nuestro planeta, pero sí puede atraer a las masas oceánicas, provocando las mareas altas en las zonas donde la Luna es visible y en las zonas opuestas del planeta, con las consecuentes mareas bajas en otras costas del mundo. Esto hace que la rotación terrestre se parezca al rodar de una pelota ovalada o que tiene un peso excéntrico.
También el Sol influye sobre las mareas y su relación con la Tierra podría compararse con la existente entre la Tierra y la Luna. Las mareas son cambios de altura del nivel del mar.
En las distintas culturas, tanto la estrella cercana como el satélite natural recibieron nombre. En castellano se los define como Sol y Luna, respectivamente. En quichua se llaman Inti (Sol) y Quilla (Luna).
A medida que los astrónomos fueron observando las estrellas les pusieron nombre a cada una, al igual que a los planetas, a los satélites naturales de tales planetas, a los cometas, asteroides y otros cuerpos celestes. Es bueno estar informados para no caer en frases absurdas como la de alguien que expuso una queja: “Las lunas de otros planetas tienen nombre, mientras que la nuestra se llama solamente Luna.” En castellano llamamos Luna a nuestro satélite natural. Los satélites de otros planetas tienen otros nombres.
La salida diaria de la Luna en el Este del horizonte sufre un atraso de 51 minutos de un día para el siguiente. Hay una relación entre la rotación de la Luna sobre su eje y la traslación alrededor de la Tierra; por eso es que siempre vemos el mismo hemisferio lunar desde cualquier punto del mundo. Esa particularidad ha dado lugar a decir que la Luna tiene dos caras: una visible y otra que no vemos, lo que ha llevado a alguna gente a entender que tendría la forma de una moneda, aunque en realidad es prácticamente una esfera.
Cuando la Luna está en la misma línea que la Tierra respecto al Sol, se la puede ver con dos aspectos muy distintos entre sí. Si la Luna está entre el Sol y la Tierra, la vemos delgadita, por que casi todo el hemisferio lunar que podemos ver desde la Tierra está en sombras; entonces decimos que hay Luna Nueva. Si la alineación hace que la sombra proyectada por la Luna caiga en una parte de nuestro planeta, en esa zona se verá al Sol “tapado” por la Luna durante varios minutos. Es lo que se llama Eclipse de Sol, que puede ser parcial o total, según desde dónde se observe. La luz diurna decae en los lugares donde se observa el eclipse de Sol, pudiendo quedar todo bajo una luz amarillenta. Para sorprender a los chicos, muchos criollos “de antes” solían decirles que el Sol y la Luna estaban peleando en esos momentos.
Los astrónomos de las distintas culturas asiáticas, europeas, africanas y americanas, hace muchos siglos consiguieron predecir los eclipses, gracias a la observación y a un correcto manejo de las Matemáticas.
Cuando la Tierra queda entre el Sol y la Luna, desde nuestro planeta vemos a la Luna toda iluminada y decimos que hay Luna Llena. A esa visión seguramente se referían los Hermanos Simón al decir: “Parece un patay la Luna…”, por su aspecto redondo.
La Luna Llena produce una fascinación especial en las personas; esta fascinación puede tener alguna explicación científica, u otra explicación mística; lo más probable es que tal fascinación se deba a que uno puede contemplar un espectáculo particularmente bello, mientras la noche se ilumina por causa de la luz solar reflejada en la Luna. Aún así, desde la Antigüedad nos llega el vocablo castellano Lunático, como sinónimo de loco, demente, por que se atribuía a la Luna llena una influencia nefasta sobre las personas en general, especialmente en los débiles mentales. Está casi en desuso el adjetivo Alunado para distintos estados de ánimo poco normales.
Si la Luna Llena “pasa” por la sombra de la Tierra, se produce un eclipse de Luna, que también puede ser parcial o total, dependiendo de la trayectoria de la Luna en relación con la Tierra y el Sol. Este fenómeno se da únicamente de noche y no deja de ser sorprendente si uno presta atención, pues parece que en poco tiempo la Luna pasa por sus cuatro fases.
Las otras dos fases de la Luna se llaman Creciente y Menguante. Se dice que la Luna está en Cuarto Creciente cuando ha pasado de Luna Nueva, su zona iluminada ha crecido y se la ve como “media Luna”. En esa fase está creciendo para ser Luna Llena. En Cuarto Menguante, la Luna presenta un aspecto similar, pues ha dejado de ser Luna Llena y pronto va a ser Luna Nueva. La parte iluminada de lo que vemos de nuestro satélite natural está decreciendo, está menguando.
La gente observadora dice que si la luna parece una letra C, es por que está en su fase Creciente. Algo notable también es la luminosidad del astro aún en estas fases. El cantor y autor tucumano Tito Segura, en su Zamba de Amor y Mar hizo la observación: “Mira que la Luna está partida en la mitad/ y, sin embargo, alumbra igual”.
Los poetas y cantores de distintas culturas han transformado en versos recitados o cantados la fascinación que produce la Luna. En el cancionero folclórico argentino tenemos muchos ejemplos: Zamba Para mi Luna, Luna Tucumana, Luna Cordobesa, Luna de Tartagal, por ejemplo. No podía faltar como parte de otros temas folclóricos santiagueños, donde la letra de la chacarera Entre a mi Pago sin Golpear (Pablo Raúl Trullenque) dice: “La Luna es un terrón que alumbra con luz prestada.” Adolfo Marino Ponti escribió para la chacarera Sombra Enamorada: “Si la Luna es un espejo donde la noche se mira...” Hay mucho más en la poesía y en la prosa, pues la Luna despierta sentimientos y pensamientos diversos.
No deja de ser algo asombroso verla “colgada” en el cielo. La parte íntima de nuestro ser, el niño interior, ése es el lado de nuestra mente que se sorprende al ver la Luna redonda y brillante recorriendo el cielo, cambiando de apariencia casi a diario, en ciclos de transformación que duran cuatro semanas.
En estos días, la Luna está redonda y grande, apareciendo al Este sobre el horizonte mas o menos a la hora en que el Sol acaba de irse por el Oeste. Dan ganas de andar por los senderos del monte aprovechando la claridad que nos envía.
Dentro de dos semanas la veremos nueva y delgadita, haciéndose visible hacia el Oeste en el atardecer. Si la parte iluminada es la que vemos como inferior, la Luna pondrá una sonrisa en el rostro del cielo.
07 de Febrero de 2.012.

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