Por Crístian Ramón Verduc
23/07/2014
"Hablando se entiende la gente", enuncia un dicho popular.

"Hablando se entiende la gente", enuncia un dicho popular. Es verdad, por que del diálogo nace el entendimiento entre las personas. El diálogo es imprescindible para evitar confusiones, pues los malentendidos pueden tener consecuencias imprevisibles. 

"Hablando de hablar" (diría un paisano ocurrente), muchas veces uno se pregunta cómo habrá sido el lenguaje de los primeros seres humanos que habitaron la Tierra. Hay escritos antiguos que traen hacia nosotros tradiciones orales que procuraban explicar, desde la Creación del Universo, hasta los hechos históricos que marcaron la vida de los distintos pueblos. Leyendo esos libros uno puede creer o no creer en su contenido, pero siempre algo ha de quedar de la lectura. 

Leer y escuchar al prójimo, son actos de alimentación para el conocimiento. Del mismo modo que uno puede comer de todo y cada alimento ingresado al aparato digestivo ha de provocar un efecto distinto, cada escrito leído o cada exposición escuchada del otro, va a causar un determinado efecto en nuestro intelecto. 

Es posible que los primeros humanos se hayan comunicado entre ellos mediante gruñidos o sonidos guturales, o algo así. Con el tiempo y la práctica, habrán ido produciendo sonidos más complejos, articulando sílabas y palabras, al tiempo que memorizaban una denominación para cada objeto, acción, anhelo, etc. 

Es posible que el constante alejamiento entre grupos y clanes, a fin de no saturar zonas de caza, pesca y recolección, haya llevado a que los vocabularios evolucionasen diferenciados entre sí. El intercambio de objetos, el comercio en sus distintas etapas evolutivas, permitió el intercambio de vocablos enriquecedores de los idiomas. La aparición de grupos dominantes y la formación de imperios provocó la imposición de lenguas generales por encima de los idiomas locales. 

Según parece, a la llegada de los españoles en nuestra región, el idioma incaico ya era la lengua general que permitía la comunicación entre los pueblos, los que empero mantenían sus lenguajes propios. Impuesto el castellano como lengua oficial, el invasor europeo mantuvo el uso del quechua como lengua general. Hoy, en nuestra provincia conviven el quichua y el castellano, pese a los arteros ataques que desde lejos procuran hacernos dejar ambos idiomas que caracterizan a nuestro ser criollo. 

Con dudas respecto a la veracidad y a la objetividad de los relatos que nos llegan desde tiempos antiguos, seguimos indagando, movilizados precisamente por esas dudas. Como quien uno trata de saber cada día un poco más, va preguntando, leyendo y escuchando. 

En Santiago del Estero se mantiene una costumbre que en algunos lugares ya no es habitual: Las guitarreadas. Llamamos "guitarreada" a una reunión en la que tocar la guitarra y/o cantar es el tema principal o por lo menos una de las actividades a realizar. Los grupos musicales, cuando se reúnen a fin de cumplir con la obligación de ensayar para preparar sus actuaciones o para mejorar su repertorio, no dicen que van a guitarrear, sino a ensayar. La guitarreada es una reunión placentera y descontraída, donde cada uno va a cantar o tocar la guitarra u otro instrumento solo por el gusto de hacerlo. 

Quien ya ha participado de una cierta cantidad de guitarreadas en nuestros pagos, puede haber observado que las mismas tienen una estructura que se repite como si fuese una rutina, aunque responde a la espontaneidad y circunstancias de los participantes. 

Para comenzar, alguien decide hacer una guitarreada en su casa o en un lugar que considera adecuado; entonces, invita a los que participarán, informando el motivo de la reunión musiquera y si cada uno necesita llevar algún aporte material, que puede ser una bebida o algo comestible. El dueño de casa pone en condiciones el lugar y espera a los invitados, los que van llegando uno a uno o en grupos, generalmente a partir de la hora indicada y casi nunca antes de la misma. 

En los momentos previos a la reunión prevista, comienzan las conversaciones entre los que van llegando, generalmente sobre temas "livianos" o ajenos al motivo de "la juntada". Cuando ya están todos, se comparte comida y bebida, mientras la conversación comienza a tomar un rumbo definido. Mientras tanto, sigue llegando algo más de gente. Casi sin previo aviso, alguien decide cortar la conversación con el filo de un tema musical contundente, dando comienzo a la guitarreada. 

En la guitarreada, el derecho a mostrar sus aptitudes debe correr por la rueda que se ha formado, así como circula el mate en una rueda de amigos. Si alguien toma la atención de todos y no entrega la posta cancionera, la guitarreada se desnaturaliza, tomando la forma de una conferencia improvisada o actuación gratuita. En ese caso, los otros musiqueros y cantores quedarán disconformes por la guitarreada que se frustró. 

El buen participante de una guitarreada debe aprovechar ambos oídos para escuchar a los otros y su única boca para expresar lo suyo. Es decir que en una guitarreada, al igual que en la vida en general, debemos escuchar por lo menos el doble de lo que soltamos por vía oral. Como decimos en nuestro pago: " Es parte de buena educación". 

Cuando la hora y la guitarreada han avanzado bastante, alguien se retira, dando pie a que otros lo imiten. No hay que retirarse inmediatamente después de la comida, para no provocar el dicho o el pensamiento: "Pájaro que comió, voló" o "Pájaro que comió, volar quiere". Tampoco es educado retirarse en el momento en que alguien está cantando, tocando o recitando. Se debe esperar una pausa para salir saludando discretamente, sin llamar mucho la atención. 

Cuando han quedado pocos ("los buenos", saben decir), la rueda se achica; ya no hay baile si lo hubo; los cantores y músicos sacan a relucir lo novedoso, lo que sería apreciado más por los pocos amantes de la música que por los amantes de las interpretaciones de alto volumen. En ese momento, la guitarreada va dando paso nuevamente a la conversación. Es el momento en que esos pocos persistentes intercambian sus pensamientos profundos, se arriesgan a exponer teorías que no compartirían con grupos grandes, e improvisan debates sobre temas muy interesantes. En esos momentos, se guitarrea poco y se conversa mucho. 

El mes de Julio se presenta muy atractivo en Santiago del Estero; llega gente de todas partes; hay santiagueños residentes en otras tierras y turistas, que llegan todos ávidos de encuentros, reencuentros y momentos compartidos con sus afectos locales, además de presenciar los espectáculos o formar parte de los acontecimientos propios del mes de aniversario de la ciudad. 

Hemos entrado en la semana que ofrecerá los espectáculos centrales por el 461 Aniversario. Enseguida comenzarán las despedidas con promesas de reencuentro. La audición radial del Alero Quichua Santiagueño del Domingo 27 será un homenaje a nuestra Ciudad Madre de Ciudades y a los visitantes.
Poco a poco se irán apagando los sonidos de "la fiesta de Santiago", para quedar en el pago los alimentadores de las tradiciones santiagueñas. 

En medio de los festejos, no faltan las guitarreadas. En medio de las guitarreadas, no falta la conversación y los recuerdos, con el consiguiente intercambio de conocimientos e ideas.
En Santiago del Estero, especialmente en esta época del año, guitarreando se entiende la gente. 

23 de Julio de 2.014.

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La audición radial se caracteriza por su espontaneidad, no se elabora un libreto en razón de que el programa se hace en vivo con la participación del público que se hace presente en el Salón Auditorium.
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