Por Crístian Ramón Verduc
26/08/2014
El 27 de Agosto es Día de la Lengua Quichua en Santiago del Estero.

Por Ley Provincial 6.991, el 27 de Julio de 2.010 la Cámara de Diputados de la Provincia instituyó el 27 de Agosto como el Día de la Lengua Quichua Santiagueña, en homenaje al Dr. Domingo Antonio Bravo. La fecha coincide con la del fallecimiento del ilustre educador, pues el Profesor Domingo Bravo partió de esta vida el 27 de Agosto de 1.997. 

Don Domingo Bravo ha sido un apasionado por el saber y la docencia. Sus explicaciones eran precisas y adecuadas al interlocutor. Desde el momento en que fue invitado a formar parte del grupo inicial del Alero Quichua Santiagueño, dejó claras sus intenciones y expectativas respecto a lo que quería fuese un movimiento cultural dedicado al quichua santiagueño. 

Su tarea docente comenzó a muy temprana edad, pues era adolescente cuando completó su estudio formativo y fue a ejercer lejos de su casa como Maestro Rural. En la campaña santiagueña entró en contacto directo con la lengua quichua y conoció la realidad de los quichuistas, que debían enfrentar la incompresión e incluso el desprecio de quienes hablaban castellano, idioma oficial. Reunidos entre quichuistas, soltaban su habla a gusto, pero apenas aparecía un “ladino”, hablaban en castellano únicamente, cuando no se encerraban en el silencio.
La estructura de la oración quichua suele ser: Primero el sujeto, al final el verbo y en el medio los complementos. 

Por ejemplo: “Fulano bicicletanpi ancha alli purin”. Purin significa anda, del verbo andar; ancha es muy; alli significa bien; bicicleta está modificado por n (su) y pi (en). Si traducimos tal cual está, diríamos: “Fulano en su bicicleta muy bien anda”; pero la idea es: “Fulano anda muy bien en su bicicleta”, por que en castellano, los complementos van a continuación del verbo. 

En la práctica, esta diferencia entre la oración en castellano y la oración en quichua, dificulta un poco el aprendizaje de un idioma por parte de quien ya es hablante natural del otro. Si es alguien que habla naturalmente el idioma oficial, no hay mayor problema; poco a poco va a ir aprendiendo el quichua. Como dice la gente habitualmente: Nadie nació sabiendo. 

Pero cuando el quichuista debía viajar a otras provincias en busca de trabajo, o por cuestiones de salud, o para un trámite en la ciudad capital de nuestra provincia, su dificultad para acomodar las palabras castellanas en el orden correcto era motivo de burla. El hecho de ser quichuista se convirtió en un estigma, por eso el paisano, cuando había aprendido el castellano, negaba su condición de quichuista. 

Los quichuistas hubiesen querido quedarse en sus lugares, evitando así las burlas de los puebleros. Pero por una parte, los citadinos llegaban a los pagos interiores con sus ventas de mercaderías novedosas, con espectáculos, o como autoridades de los distintos pueblos y parajes. Por otro lado, los quichuistas no podían permanecer alejados del castellano. Las mujeres que precisaban ir a trabajar en las ciudades, los jóvenes que debían cumplir con el servicio militar obligatorio y los chicos que debían concurrir a la escuela… todos ellos sentían el peso superior del idioma oficial, con todo el poderío de la Ley, que los obligaba a saber castellano y a soportar las burlas ante la menor equivocación. 

Primero como Maestro y luego como Inspector de escuelas, Don Domingo Bravo fue ganándose la confianza de los hablantes, al mostrar genuino interés por la lengua quichua. Gustosos se prestaban a ser grabados mientras conversaban o relataban sucedidos. El docente les preguntaba y preguntaba; anotaba y anotaba. A los que sabían escribir, les pedía que escribieran en quichua tal como sentían que debía escribirse. 

Con un amplio bagaje de conocimientos, logrados mediante el contacto directo y la lectura de diversos libros, Don Domingo comenzó una campaña de concientización en las ciudades, dictando cursos de quichua y escribiendo artículos para los diarios y otras publicaciones culturales. 

En Villa Salavina, Don Sixto Palavecino supo por un diario que Don Domingo Bravo enseñaba quichua en la Biblioteca Sarmiento, de la ciudad de Santiago. Su alegría fue tanta, que escribió y compuso la chacarera Penckacus Cáusaj Carani (Avergonzado Vivía) para expresar su dicha, su alivio y su admiración por el docente. Esta chacarera habla de lo bien que cayó la noticia de que en la ciudad se estudiaba el quichua. Ya no había motivos para avergonzarse del idioma materno. 

De un intercambio epistolar, seguido por el contacto directo, surgió entre ambos una amistad. Eran dos hombres empeñados en la misma lucha, aunque de distintas maneras: Don Sixto desde el canto y Don Domingo desde el estudio y la enseñanza. 

Cuando Don Sixto manifestó a Felipe Corpos la idea de hacer una audición quichua y la llevaron a los hechos, en el momento de formar el núcleo humano inicial, Don Sixto sugirió la incorporación del Profesor Bravo, ya reconocido a nivel universitario con el título de Profesor Honoris Causa. El docente aceptó la invitación y se animó a brindar valiosos aportes, pues además ya había incursionado en la radio diez años antes, con su audición quichuista Áshpap ‘Rimaynin. 

El Profesor Bravo dijo un discurso de apertura de la primera audición quichua que luego sería Alero Quichua Santiagueño. Por años siguió diciendo las palabras de apertura de cada ciclo radial. Fue Director del Curso Elemental de Quichua, al que llamábamos “La escuela del Alero”. 

La Universidad Nacional de Santiago del Estero otorgó a Don Domingo Bravo el título de Profesor Honoris Causa y años después el de Doctor Honoris Causa; en la misma Universidad dirigía la Cátedra de Lingüística Regional. En los cursos que dictaba y en los numerosos libros que escribió, el Dr. Domingo Bravo utilizaba una signografía fácil de entender para quien supiese escribir en castellano. Esta signografía guarda respeto por la pronunciación de los quichuistas santiagueños. 

Don Domingo A. Bravo había nacido el 4 de Agosto de 1.906 en Higuera Chacra, departamento Robles. Falleció el 27 de Agosto de 1.997 en Santiago del Estero. Su velorio y sepelio han sido acompañados por una multitud, compuesta por autoridades, ex alumnos y gente de la cultura en general. 

A partir del año 2.010, el calendario de Santiago del Estero tiene una fecha importante más: El Día de la Lengua Quichua, en homenaje a quien dedicó su vida a estudiarla, valorizarla y enseñarla. Los libros del Dr. Domingo Bravo son un imprescindible material de consulta para quien quiera saber sobre el quichua de Santiago del Estero. 

La proliferación de cursos de quichua por distintos lugares de nuestro país y la presencia de un libro referido al quichua santiagueño en una gran cantidad de hogares e instituciones, son también homenajes al insigne docente Profesor Doctor Domingo Antonio Bravo. 

26 de Agosto de 2.014.

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