El ser humano trata de vivir en armonía con la Naturaleza. Se alegra con los fenómenos naturales y los celebra. Es así como desde el fondo de la memoria colectiva nuestros mayores nos mandan conmemorar cada cambio de estación. El Centro Americano de Cultura Criolla festeja el Año Nuevo Criollo cada 21 de Junio, coincidente con el solsticio de Invierno para el hemisferio sur, que indica una renovación de la vida. El Centro hace su festejo del Año Nuevo Criollo en Valle Hermoso, provincia de Córdoba. Es una buena oportunidad para escuchar a disertantes, cantores y músicos que, entre La Falda y La Cumbre de las sierras cordobesas, con sus raíces bien firmes en la Tierra, se expresan en un mensaje actual, de cara al futuro de cada día y cada año.

            Mucho se dice respecto al origen de la humanidad. El concepto bíblico sobre este tema es bien conocido. Por otra parte, hay teorías más o menos probadas sobre la existencia de la Atlántida, del continente Mu y del origen africano del ser humano, entre otras. Como el hombre es un ser esencialmente caminador, caminando se expandió por todo el planeta. Las razas, inicialmente ligadas a regiones geográficas, hoy están esparcidas por todo el mundo y mezcladas en mayor o menor medida, según la cultura de cada grupo étnico. Los europeos, como parte de su afán de explotación al continente americano, trajeron grandes cantidades de africanos en calidad de esclavos. Esta gente esclavizada trajo consigo su idioma, su religión, su música, sus danzas... su cultura. Estas expresiones culturales, reprimidas por su desgraciada situación, en parte se perdieron o modificaron. De los instrumentos africanos de percusión, llegó a Santiago del Estero el bombo, que se integró a nuestra tierra al formar su cuerpo con el tronco del ceibo (la Flor Nacional) u otro árbol local. El bombo se vistió con el cuero de animales domésticos criollos, como la cabra, la oveja y la vaca, o de animales del monte en algunos casos. El bombo resuena con su voz grave en todo el Noroeste Argentino cuando el paisano hace latir con fuerza su corazón y lo hace oír por esos campos y montes de Dios. Cuando uno es niño aún y no tiene un bombo, acompaña su canto o su entusiasmo “cajoneando”  con las manos en cualquier superficie sonora, incluso en el pecho, o batiendo palmas. Es como si el niño regresase a esos ancestros que hicieron oír su percusión quién sabe hace cuánto tiempo y en qué lugares de la Tierra. Es lindo tocar el bombo. Es mejor aún tocar junto con alguien. Juntarse una gran cantidad de bombistos, como cada mes de Julio en Santiago por La Marcha de los Bombos, para reproducir los latidos del corazón de la Tierra, es una emoción difícil de explicar. Para conmemorar el Día de la Bandera el 20 de Junio, al pie del monumento a la Bandera Nacional, en Rosario (provincia de Santa Fe), se reunirán bombistos de muchas procedencias, especialmente de Santiago del Estero, en homenaje al prócer americanista General Manuel Belgrano.

            El 20 de Junio de 1.820 falleció Don Manuel Belgrano, creador de la Bandera Argentina. Algo que no debemos olvidar es que Belgrano sugirió al Congreso reunido en Tucumán durante 1.916, que el gobierno de nuestro país fuera ejercido por descendientes de los Incas, en una monarquía moderada. Mucho se dice cada año respecto a este grande de nuestra historia. Desde este alero de conversación, recordaremos que el abogado Belgrano, cuando la Patria lo necesitó, no tuvo pereza de abandonar la comodidad citadina para luchar por sus ideales, tampoco mintió respecto a su condición de civil devenido en General de nobles gauchos para enfrentar a tropas profesionales, y su muerte en la pobreza es una prueba de que no retuvo nada material para sí. En cada gran criollo encontramos vigente el precepto incaico: Ama súa, ama llulla, ama ckella.

19 de Junio de 2.007