Por Crístian Ramón Verduc
07/04/2020
"Para lograr una imagen objetiva, hay que apuntar al objetivo y ajustar bien el objetivo"

Dijo sonriente un fotógrafo experto a un grupo de principiantes.  

En una cámara fotográfica u otro aparato para captar imágenes, se llama objetivo a lo que vendría a ser “el ojo” del aparato, pues por el mismo entra la luz y pasa por el tratamiento que, mediante lentes y sensores, va a transformar lo que capta ese objetivo en una imagen que se puede imprimir en papel o transmitir de manera electrónica hacia un archivo de computadora, de teléfono móvil o como un mensaje a enviar por algún medio digital.

Las imágenes fotográficas tienen como precursoras a las cámaras oscuras, que eran habitaciones (cámaras) en las que la única luz entraba por un orificio que proyectaba sobre la pared opuesta una imagen invertida de lo ocurrido en el exterior. Las observaciones e inventiva de los científicos hizo que a lo largo de los tiempos se achicase el tamaño de la cámara, se fuese colocando lentes cada vez mejores en el orificio de entrada de la luz y se utilizasen materiales sensibles a la luz en la pared opuesta al orificio de entrada, hasta llegar al daguerrotipo primero y luego a la cámara fotográfica. El mejoramiento de las cámaras que captan imágenes y las guardan es objeto de una evolución constante, por parte de estudiosos que tienen por objetivo la excelencia en sus trabajos.

Llamamos objeto a muchas cosas. En el habla cotidiana, una piedra puede ser un objeto. Un garrote o macana es considerado un “objeto contundente” si ha sido utilizado con fines agresivos. Recordemos que en quichua, máckay es golpear y mackana significa “instrumento para golpear”. En el habla cotidiana, tenemos que objeto y “cosa” o “coso” pueden ser sinónimos de “objeto”. En quichua, cuando no sabemos o no recordamos el nombre de un objeto, lo llamamos imasti. En muchos casos del habla castellana, llamaremos objeto a un algo físico cuyo nombre no sabemos o no recordamos. En este caso, el objeto es material y concreto.

También se puede llamar objeto u objetivo a un logro a conseguir. Muchas veces preguntamos: “¿Con qué objeto has hecho tal cosa?” lo cual puede dar lugar a respuestas socarronas, como cuando se pregunta, por ejemplo: “Con qué objeto estás haciendo calentar agua?” y la pícara respuesta es: “Con fuego”, confundiendo finalidad con cosa o elemento en uso.

Una persona o grupo humano suele plantearse objetivos a alcanzar, como por ejemplo, la construcción de un edificio, la formación de una familia sólida o alguna mejora concreta para la sociedad. El objetivo sería similar a una meta; es un punto a alcanzar.

Ese punto al cual se quiere llegar de algún modo, puede ser sinónimo de blanco, punto donde se va a impactar, por eso el fotógrafo llamaba objetivo a la imagen, como si la misma fuese un blanco a impactar con un disparo de alguna arma. Los cazadores y tiradores con armas, tienen como blanco u objetivo de los disparos de sus armas a seres vivos o a objetos, mientras que los fotógrafos hacen sus disparos a objetivos similares, pero con aparatos captadores de imágenes.

El objetivo de una máquina que capta y reproduce imágenes fijas o en movimiento, no deja de ser una copia del ojo de un ser vivo; para que suene más simple, decimos que el objetivo de la cámara es copia del ojo humano. Es parecido por que permite captar y guardar una imagen. El ojo humano varía la apertura de la pupila para regular la entrada de luz; con mucha luz, las pupilas se contraen; con poca luz, las pupilas se dilatan. En una cámara fotográfica, ésa es tarea del diafragma.

El ojo humano adapta su enfoque a los objetos según la distancia a la que están, permitiéndonos verlos con claridad y calcular cuán lejos están. Las cámaras tienen reguladores de enfoque que, en ciertos aspectos, superan al ojo humano.

La imagen que capta el ser humano es ligeramente distinta a la que capta una cámara, pero el humano moderno está habituado a interpretar la imagen que le entrega uno de esos aparatos. Por ejemplo: En una fotografía, que es una imagen plana, puede aparecer un ave a punto de posarse sobre una casa en miniatura, pero el buen observador entenderá que esa ave está por aterrizar justo en dirección de una casa que está lejos, pues ya ha visto escenas similares en tres dimensiones, como es lo habitual en el ser humano.

Otra diferencia entre cómo “ve” el objeto llamado cámara y como ve el ser humano, está en las imágenes distantes; por ejemplo, cuando fotografiamos un avión en vuelo. Al avión los vemos grande, del mismo tamaño que un tanque de agua en un edificio cercano. En la foto, el avión se verá de un tamaño mucho menor al del tanque, por que la cámara no tiene el mecanismo de seguridad que permite a los humanos agrandar las imágenes lejanas para entenderlas mejor. Esa particularidad de la visión nos da la posibilidad de saber con tiempo si algo que está lejos es peligroso.

La cámara nos muestra la imagen real, la imagen objetiva, mientras que el ojo nos muestra la imagen que necesitamos ver. Muchas veces en la vida, ocurre que nos apartamos de la visión real y optamos por la visión subjetiva, viendo lo que nos conviene o lo que queremos ver, causando así enfrentamientos con personas que tienen un punto de vista distinto al nuestro. Es difícil “ponerse en el lugar del otro”, simplemente por que nosotros no somos los otros. Hay una imagen muy ilustrativa en la que dos personas discuten ante un número escrito en el piso: Una de las personas dice que es un número 66, mientras que la otra persona asegura que es un 99. Objetivamente, es un número dibujado en el piso y su valor nominal depende del punto de vista de cada uno.

Una persona o grupo humano se fija un objetivo al cual apuntar para alcanzarlo. Sus acciones estarán dirigidas al logro de ese objetivo y habrá que hacer uso de objetos y recursos que nos permitan llegar a la meta propuesta, o mantener el rumbo tomándola como guía.

El Alero Quichua Santiagueño, navegando en las furiosas aguas de las invasiones culturales exterminadoras de lenguajes regionales, debe tomar con firmeza el timón y mantener el rumbo hacia el objetivo de la preservación y difusión del quichua y las tradiciones santiagueñas.

Hoy, ante el problema mundial de salud, gracias al trabajo en equipo y el apoyo de la Fundación Tarpuy, se pone en el aire el programa radial para escuchar desde el archivo de Programas Emitidos en la página de Internet. Hay emisoras de radio que toman ese archivo sonoro y lo difunden para sus respectivos oyentes.

Subjetivamente, estamos ansiosos por volver a hacer el programa desde el salón auditorio de la radio, pero la realidad nos dice que por ahora no se puede hacer en la modalidad habitual y el grupo se adapta, por el bien del quichua, que es el objetivo a seguir.       

07 de Abril de 2.020.

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