Por Crístian Ramón Verduc
24/11/2020
Ama ckella, decimos por la prohibición a la pereza.

Está muy bien pensado el precepto, pues ayuda a una buena convivencia en un ambiente en el que todos queremos una buena calidad de vida para toda la comunidad. Si todos tiramos parejo, el carro que deseamos movilizar va a marchar bien.
 
Es sencillo decir que debemos tirar parejo, pero ello no siempre se da en la práctica o no se puede medir, al menos en el sentido estricto de la expresión. Hacemos una comparación burda: No se puede saber cuán parejos son el rendimiento de un agricultor, por una parte, y el de un agente sanitario, por otro. Además, si tomamos el ejemplo del agricultor, no podemos pretender igual rendimiento en un agricultor fornido que en un agricultor de contextura exigua. 

Es evidente que cada uno tenemos un rendimiento distinto al resto en cualquier actividad, pues una persona recién iniciada en algo, va a tardar más en concretar lo que pretende hacer y posiblemente cometerá errores en los comienzos. 

Si el concepto de “tirar parejo” responde a una fórmula, ella está en cómo se prepara y cómo se inicia una persona en determinada actividad. Cuando uno es aprendiz o estudiante, es el período en el que tiene que poner mucho esmero y dedicación para que su aprendizaje sea bueno. En esta etapa, es fundamental también el desempeño de las personas que se ocupan de la formación de los futuros ejecutores de las tareas necesarias para la comunidad. La preparación de gente es similar a la siembra: Si hay un buen sembrador con semillas de calidad y el suelo es bueno, la siembra andará bien. 

Según la tarea que va a realizar en su vida una persona, es el aprendizaje que necesitará para lograr una buena preparación. Hay actividades que se aprenden directamente comenzando a realizarlas, mientras que otras requieren de una buena base teórica antes de pasar a las prácticas. Por ejemplo: Un perito en contabilidad debe prepararse primero en matemáticas, después o al mismo tiempo debe aprender los fundamentos teóricos de la contabilidad, para recién pasar a la práctica contable para un comercio ficticio. Poco a poco irá profundizando hasta que se lo considera en condiciones de comenzar a hacer su trabajo bajo la supervisión de alguien más capacitado o con mayor experiencia.  

Un zapatero se va a formar trabajando a la par de alguien con años de oficio, generalmente su padre o un tío. Primero va a acomodar los zapatos que están a la espera de su reparación, separándolos de los que ya están reparados; deberá ordenar las herramientas y los insumos necesarios para el trabajo, informando a su maestro cuando está terminándose alguno de los insumos que utilizan. De a poco, irá “metiendo mano” en las tareas del experto en arreglar zapatos; a medida que vaya mejorando en el cumplimiento de las tareas simples, su mentor irá confiándole tareas más complejas. A medida que avanza en su preparación, el aprendiz comprobará que no basta con tener buena vista, buen pulso y cierta fuerza en las manos. Cada oficio tiene sus secretos. 

Una tarea muy delicada es la de la construcción, sobre todo si se debe construir un edificio de varios niveles. En la construcción encontramos distintas especialidades y distintos niveles de preparación. Hay construcciones que parecen sencillas y suelen concretarse con un albañil “todista”. Ese albañil que “sabe hacer de todo” va a hacer una vereda, construir una casa con techo de tejas, o de chapas, o de hormigón; es muy posible que ese albañil se ocupe también de la colocación de tanques de agua, instalación eléctrica y de la cañería para el agua. 

Una construcción realizada por un “todista” puede quedar bien, pues esa persona ha trabajado antes en todo lo que en ese momento hizo en la construcción; muchas veces trabajó como ayudante y algunas veces ha sido responsable de cada trabajo especializado. Lamentablemente, en muchos casos nos damos con que la vereda comenzó a deteriorarse en forma prematura, posiblemente por una proporción inadecuada en los materiales utilizados. También es habitual encontrar que el albañil que tiene experiencia en todo, colocó el piso de modo tal que el agua no escurre hacia afuera o hacia los desagües, sino todo lo contrario. El hombre trabajó en todo sin especializarse o capacitarse debidamente en ninguna de las tareas. 

Con una buena preparación, tendremos disponibles constructores hábiles, unos con una gran capacidad para diseñar y programar una construcción, otros para dirigir a los expertos de ciertas áreas, otros para realizar el trabajo de construcción en determinados sectores, y otros que harán una correcta preparación de los materiales a utilizar. Hay aspectos de la construcción que requieren una habilitación universitaria para poder responsabilizarse por el proyecto y la ejecución de una obra. 

Desde la preparación de los futuros constructores de una comunidad, hasta la ejecución de las actividades cotidianas, es preciso que todos “tiremos parejo”. Vamos a tirar parejo si cada uno ponemos todo nuestro empeño procurando que la tarea que fuere, se haga de la mejor manera y en el menor tiempo posible, y cada uno vamos a aportar lo mejor que tenemos, pues tirar parejo no significa que alguien naturalmente veloz tendrá que poner la mitad de su esfuerzo a causa de la lentitud de otros. 

Quien tiene buen rendimiento en su actividad, merece una recompensa, pues así habrá un estímulo para quienes aún precisan mejorar para alcanzar ese nivel de rendimiento. En el momento de evaluar el rendimiento de los estudiantes, practicantes, aprendices, peones, obreros, capataces, empleados, soldados y todo tipo de especialistas, el evaluador no debe caer en la mentira (ama llulla) por favorecer a uno de sus afectos, porque una evaluación injusta dañará los resultados del esfuerzo grupal, perjudicando a todo el conjunto por haber robado méritos (ama súa).      

Con buena voluntad generalizada, poniendo cada uno lo mejor de sí, se puede andar bien, se puede andar muy bien. Cada uno de nosotros tenemos la obligación de prestar atención y poner nuestro mejor esfuerzo en cada tarea que emprendamos, para lograr así el bien común y de yapa, mejorar nuestro prestigio. No es difícil lograrlo; basta con no ser ckella.  

24 de Noviembre de 2.020.

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