“Mamita, Mamá Faustina/ la del Mercado Armonía/ antes que el sol se despierte/ deja la casa dormida.” (Mamá Faustina, chacarera. Letra: Geralda Ribeiro Braga y Juan Carlos Carabajal. Música: Juan C. Carabajal)

            El 15 de Febrero de 1.936 las autoridades municipales de Santiago del Estero fundaron el Mercado Armonía, en el centro de la ciudad, a una cuadra de la Plaza Libertad. Armonía, Libertad, Independencia, son valores deseables para la gente del pago y los visitantes. Los nombres de los hitos ciudadanos homenajean a los sentimientos humanos.

            Cuando hace unos años, la Municipalidad decidió desentenderse del mercado o cerrarlo, los puesteros reaccionaron movilizándose contra el cierre y consiguieron el traspaso de su administración a la Cooperativa La Armonía. Cada ciudad tiene derecho a modernizarse, pero no es razonable sacrificar la personalidad propia, buscando parecerse a las grandes ciudades, de donde vienen los turistas en busca de algo distinto a lo de todos sus días. Muchas otras ciudades, tanto en la Argentina como en países vecinos, tienen su mercado del centro, y cada uno de ellos parece ser un mundo aparte.

            Dentro del Mercado Armonía encontramos un mosaico de retratos de la vida santiagueña. En la veredas y comercios instalados junto a ellas, hallaremos una conjunción de pasado y presente respecto a la venta de ropa, calzado, golosinas y alimentos. En el interior están las verdulerías, carnicerías, panaderías y venta de artículos regionales. Hasta aquí podemos ver similitudes con el Mercado del Norte en Tucumán o el Mercado Municipal da  Cantareira (São Paulo, Brasil), sólo por dar un par de ejemplos. Cuando nos acercamos a los puestos de comidas, empezamos a sentir olor a Santiago. Ahí encontraremos chanfaina, ensalada de pata, locro, tamales, humita, milanesa de bagre, vino patero y toda clase de sabores propios junto a las comidas rápidas que son comunes a los otros mercados. Con los oídos atentos a la multitud de diálogos con acento santiagueño, el visitante de tierras lejanas siente que al entrar en el Mercado Armonía está adentrándose en el Santiago que ha venido a buscar.

            En el piso superior están las artesanas y vendedoras de productos regionales. Ellas no sólo venden canastos, miel de palo, patay, quesillo, bombos y demás, sino que explican al turista, comprador o simple curioso, en qué consiste cada uno de los artículos en venta. Pero no se encasillan en la promoción de sus negocios, pues las locuaces vendedoras hablan de cuentos, leyendas, costumbres, historias y lugares de la provincia. También cantan, hablan quichua y bailan para demostrar al visitante que se alegran por su presencia y que Santiago del Estero los bien recibe. Estas apasionadas divulgadoras de la cultura santiagueña son, en cierto modo, la cara del pago.

            El Mercado Armonía, con los sahumerios campesinos cantados por Pablo Raúl Trullenque, inspira a poetas de nuestro pago y de tierras lejanas, y seguirá siendo la síntesis del Santiago del Estero criollo, romántico y soñador. Chaina cachun.

            “Miércoles de Cenizas, enharinados nos vió pasar...”  dice una de las estrofas de La Cerrillana. Este último Miércoles de Cenizas, el folclore nacional pasó muy apenado, pues Abel Mónico Saravia, el gran creador salteño, había partido de la vida el Lunes 4. La muerte física del hombre es una consecuencia de la vida misma. Lo que no debemos permitirnos es el olvido. Aunque sea a partir de ahora, debemos conocer más de la obra del barbado gaucho norteño. “Qué cosas tiene la vida/ lo que no se espera es lo que nos da”, dice el Dr. Mónico Saravia en una de sus creaciones. Seguramente nunca esperó homenajes, pero fué declarado Ciudadano Ilustre de Metán (Salta) y Tarija (Bolivia) hace unos años. En la página www.grupomontenegro.com podemos ver fotografías del penúltimo cumpleaños de Don Abel Mónico Saravia. Muchos cantores pueden decir: “Cómo olvidarte, Saravia, si con tus zambas tanto soñé”.

12 de Febrero de 2.008.