Por Crístian Ramón Verduc
04/04/2023
"Yo cumplo años dos veces", solía decir Don Sixto.

Contaba que había nacido el 28 de Marzo de 1915, pero que al anotarlo, habían puesto como fecha de nacimiento el 31 de ese mismo mes. 

Hay muchos casos parecidos, algunos con una diferencia de varios meses o de años. Muchas personas solían decir: “A mí me han robado un año y tres días”, por ejemplo. No eran robos exactamente, sino que en ocasiones se daba una mala comunicación entre el familiar del recién nacido y el encargado del Registro Civil, otras personas decían que los “robos de edad” por algunos meses, se hacían para evitar una multa por no registrar el nacimiento hasta cierto término posterior a la llegada del nuevo integrante de la familia. 

Los atrasos para anotar un nacimiento podían ocurrir por diversas causas: Mal tiempo, con caminos anegados en época de lluvias; problemas de salud en la parturienta o en el recién nacido; la espera al padre de la criatura, para decidir juntos el nombre; no olvidemos que el obrero golondrina se ausenta de su casa por lapsos prolongados, y las familias pasaban gran parte de ese tiempo sin ninguna comunicación con el trabajador ausente. 

Sea por lo que fuere, el caso es que Don Sixto Palavecino fue anotado como nacido tres días después del día verdadero, así que durante algunos años hubo una cierta confusión con el día de su cumpleaños.  

Nacido en Barrancas, departamento Salavina, su inquietud por la música surgió en la infancia. Contaba que sus hermanos eran musiqueros, que su abuelo solía entretenerse tocando la guitarra y cantando cosas “de antes”, que en el pago había gente que tocaba la música criolla en las fiestas, que él se dedicaba a observarlos y pronto comenzó a emularlos, poco a poco.  

La gente muere a cualquier edad, no siempre por vejez, así que, en algún momento de su juventud, quedó solo con uno de sus hermanos. Decidieron mudarse a Villa Salavina, donde Don Sixto puso un almacén de ramos generales, se unió a otros músicos y comenzó su carrera artística. También se casó. 

Cuando sus hijos Rubén y Haydée terminaron la escuela primaria y necesitaron instalarse en la ciudad capital para poder seguir estudiando, comenzó a madurar la idea de trasladar toda su familia a la ciudad de Santiago del Estero. Contaba Don Sixto que no le había ido bien en el plan de seguir en Santiago con la actividad comercial, así que tuvo que dedicarse a la peluquería, habilidad que tenía de su época joven, cuando les cortaba el cabello a sus hermanos. 

En la ciudad de Santiago del Estero, fueron a vivir en el barrio llamado entonces Ranchos de Tala Pozo, que luego fue llamado Tala Pozo y más adelante rebautizado como Almirante Brown. Para entonces, su conjunto se llamaba Sixto Palavecino y sus hijos, y estaba integrado por Carmencita en voz y bombo, Haydée en canto y guitarra, Rubén en guitarra y Don Sixto en bandoneón. 

En 1966 grabó su primer disco. En esos años, para poder grabar un disco había que tener prestigio como artista, pues la empresa grabadora era la que corría con los gastos y hacía un contrato con el artista, previéndose un pago llamado regalía, por la venta de discos que haría la empresa.  

Don Sixto hizo una fuerte amistad con Felipe Corpos y conversando, llegó el momento en que decidieron hacer un programa de radio en quichua. Para formar el grupo que se ocuparía de semejante tarea, Felipe Corpos sugirió invitar a Don Vicente Salto, hombre con una gran cultura, poeta bilingüe y cantor del departamento Figueroa. Don Sixto indicó al profesor Domingo Bravo como otro participante, pues ya se conocían desde que Don Sixto vivía en Salavina, primero conversando por carta y luego personalmente. Así fueron armando entre ambos el equipo humano que hizo el Alero Quichua Santiagueño hace más de medio siglo. 

Pocos años después de la creación del Alero Quichua y habiendo dirigido los cinco primeros discos del que entonces era un movimiento quichuista y nativista, Felipe Corpos falleció por un accidente de trabajo.  

Don Sixto siguió creciendo en cuanto a prestigio en el ámbito folclórico, y cada cumpleaños suyo era festejado con familiares, gente del Alero Quichua Santiagueño y otros amigos. 

Siguió creando música y letra para incrementar el cancionero criollo, tradujo al quichua la obra Martín Fierro, cuya tercera edición fue celebrada en el teatro 25 de Mayo de Santiago del Estero, con apoyo oficial, en una fiesta muy grande, de trascendencia nacional. 

Tiempo después, Don Sixto fue doctorado Honoris Causa por la Universidad de Rosario, provincia de Santa Fe.   
En los últimos años de su vida, reconocido a nivel nacional por su obra tradicionalista, cada cumpleaños de Don Sixto tomaba estado público, y el festejo comenzaba con la actuación de artistas en un escenario que un organismo oficial instalaba en la calle, frente a su domicilio, en la calle 9 del barrio Almirante Brown. La calle pasó a llamarse Don Sixto Palavecino, por decisión de la Municipalidad de Santiago del Estero. 

Don Sixto falleció el 24 de Abril de 2009, dejando un gran legado para el pueblo argentino y un par de pedidos: “Los invito a seguir la huella” y “Debemos quichuizar al mundo”. Deberíamos seguir esa huella que ya quedó marcada y tratar de quichuizar al mundo que nos rodea a cada uno, comenzando por nosotros mismos.  

Sería un muy buen regalo de cumpleaños para Don Sixto. 

04 de Abril de 2023.
 

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