Por Crístian Ramón Verduc
18/04/2023
"Yo no pretendo que el quichua sobrepase a los demás"

Es una de las afirmaciones de Don Sixto Palavecino. Lo dice en la chacarera Quichuizar al mundo, en la que a continuación agrega: “Pero tampoco sea menos, debe estar de igual a igual”. Esta estrofa está mostrando el pensamiento quichuista, que sólo pide un trato igualitario para su idioma, para su habla quichua. 

El quichua llegó hace siglos a la región que hoy es Noroeste Argentino, poco a poco fue imponiéndose a las lenguas preexistentes y quedó arraigado en nuestra provincia, a la par del castellano. La gente que trajo el quichua también trajo su modo de ser, sus normas de conducta. Hasta nuestros días llega la exigencia “Ama súa, ama llulla, ama ckella”, por la que se determina un enérgico rechazo al robo, a la mentira y a la pereza.  

Don Sixto Palavecino es el exponente más reconocido de la cultura quichua. Don Sixto ha sido cantor, músico, autor, compositor, difusor del quichua por todos los medios a su alcance. Su obra ha sido reconocida por distintas personas y organismos culturales; la Universidad Nacional de Rosario, provincia de Santa Fe, lo nombró Doctor Honoris Causa por tal motivo.  

Al recibir el título, el anciano quichuista dijo que venía desde su Barrancas de Salavina hasta las barrancas del Río Paraná, cuna de la Bandera Argentina, para recibir ese honor de parte de la universidad. En esa afirmación estaba sintetizando su vida, recordando cuando había salido de Barrancas para vivir en Villa Salavina y después en la ciudad de Santiago del Estero, iniciando una trayectoria cultural que, en ese momento en Rosario, veía coronada por la distinción recibida. 

La persona quichuista bilingüe decide cuándo va a hablar en quichua y cuándo lo va a hacer en castellano. A veces se retrae, otras veces se abre y despliega su saber. Don Sixto Palavecino, en su afán por lograr un trato igualitario para su idioma materno, hablaba en quichua ante quien fuese, agregando inmediatamente la traducción si sabía que entre los interlocutores había quienes no entendían quichua. Así, poco a poco, cumplía la tarea autoimpuesta de quichuizar al mundo. 

En un aula se puede aprender el quichua en forma metódica, más aún si lo enseña una persona que, además de ser quichuista, tiene la capacidad necesaria para enseñar. Esa capacidad suele estar certificada por un título docente oficial. Ama ckockaychu (No olvidar) que en todas las actividades hay gente que tiene muchos deseos de hacer lo que le corresponde y otra que… no tanto; también hay quienes han logrado un título y han seguido capacitándose, mientras que otras personas han aprobado con lo mínimo necesario y de ahí no han pasado, pero el título quedó en sus manos.

“Hay de todo en la viña del señor”. 

Los libros y las grabaciones suelen ser más confiables que las conversaciones, ya que como dice la cultura popular: “A las palabras se las lleva el viento”. Uno puede estar muy atento a una clase o conversación, pero es muy posible que solamente una parte de lo escuchado quede en la memoria. Es mejor cuando se toma nota fiel de lo escuchado, y mejor si además se lo graba en un artefacto capaz de guardar los sonidos. 

El aprendizaje con el apoyo de bibliografía es también muy bueno. Todo aprendizaje en las aulas es positivo, porque agrega conocimientos en forma ordenada, y va a ser un aprendizaje completo si hay práctica conversacional. 
“A falta de pan, buenas son las tortas”, es un dicho que nos invita a conformarnos con lo que hay. Suele ocurrir en el intento de gente no quichuista por aprender a hablar quichua. No todas las personas dispuestas a difundir el quichua son hablantes del idioma y no todas son docentes.  

Don Sixto Palavecino con su violín, cual Francisco Solano del quichua, ha despertado en mucha gente la inquietud por el quichua, a veces reclamando como en Causani para cantarte (Vivo para cantarte), chacarera en la que dice: “Quiero decirles, el quichua, que lo abandonaron tanto”. Otras veces avisando cuál era su norma de conducta, como en la chacarera Noticias del monte: “Cuando me piden que cante, yo canto en quichua primero”, o en la misma pieza musical, invitando a cantar en quichua. 

Don Sixto Palavecino, incansable trabajador por la lengua de sus mayores, sin pretender arrebatar el lugar de los otros idiomas, que nos decía que el quichua es pura verdad, falleció el 24 de Abril de 2009, a los 94 años de edad. En su homenaje, por Ley de la Provincia de Santiago del Estero, cada 24 de Abril es Día de la Cultura Quichua. 

Sería bueno si intentamos, parafraseando a Don Sixto en su triunfo Quichuap huaan (Hijo de un quichua): Quichuap ‘rimaychis, quichuap cantaychis (Hablemos en quichua, cantemos en quichua).  

18 de Abril de 2023.
 

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