Por Crístian Ramón Verduc
07/05/2024
"Cusi punchau llamcajcunápaj"

Feliz día para los trabajadores, sería la traducción, aunque en realidad, este buen deseo puede tener destinatarios masculinos y femeninos, por una de las características del quichua, parecido al castellano que se hablaba en forma general hasta hace poco tiempo.

Según cuentan las crónicas, la conmemoración del Día del Trabajador ha sido dispuesta por el Congreso Obrero Socialista en 1889, para conmemorar los hechos originados en la ciudad estadounidense de Chicago el 1 de Mayo de 1886, cuando hubo una gran huelga y movilización reclamando que la jornada laboral fuese reducida a ocho horas diarias.

Hasta entonces en los Estados Unidos, los empleadores podían hacer trabajar a su personal hasta 18 horas por día. El sindicato más importante de ese país, determinó que a partir de ese 1 de Mayo, la jornada laboral sería de 8 horas, porque así cada trabajador podría descansar 8 horas y destinar las otras 8 horas diarias para trasladarse entre la casa y el lugar de trabajo y tener otras actividades, como eventuales trámites, estudio, atender asuntos familiares, etc.

Fueron cuatro días de movilizaciones multitudinarias, en las que unas 35.000 personas se ausentaron de sus respectivos lugares de trabajo. En el tercer día hubo enfrentamientos entre manifestantes y policías, con uso de armas. Al día siguiente, una bomba causó la muerte de un policía. Inicialmente fueron detenidas 30 personas, de las cuales quedaron tres en prisión y cinco fueron condenadas a ser ejecutadas meses después.

La jornada del 1 de Mayo estuvo destinada, a partir de 1889, a rendir un homenaje a “los mártires de Chicago”. Con el tiempo, en diversos lugares del mundo, entre ellos nuestro país, se convirtió en un festejo por el logro de las ocho horas laborales diarias y después pasó a ser una fiesta solamente; popularmente muy importante, al punto de ser feriado nacional.

En Argentina, se ha establecido popularmente que el 1 de Mayo es día de comer locro en una jornada de amistad y camaradería entre compañeros de trabajo, amistades y familias. El 1 de Mayo, Día del Trabajador, es un día muy alegre, festivo, en el que se intercambian saludos entre quienes trabajan o ya se han jubilado. Desde hace pocos años, hay quienes se refieren a este día como Día del Trabajo. Más de uno ha preguntado cómo se hace para saludarlo al trabajo, compartir la mesa, hacer un brindis y cantar juntos.

En la época en que la gente del Alero Quichua Santiagueño se reunía frecuentemente, al menos cada Lunes para evaluar el programa radial del día anterior y planificar actividades, más otra reunión que podría surgir en el fin de semana, cada 1 de Mayo era día de tincunácuy (encuentro, reunión) de la gente del Alero para compartir un locro y una buena guitarreada.

El tincunácuy del 1 de Mayo de 1982 fue muy particular. En cada reunión de Lunes por la noche en la peluquería de Don Sixto Palavecino, se dedicaba un buen lapso para el proyecto de la sede propia. Para entonces, ya estaba el terreno, el plano para la construcción y se había conseguido adquirir los materiales para iniciar la obra. Por sugerencia de Rubén Palavecino, el primer paso de la obra debía darse en el Día del Trabajador, para celebrar trabajando. Víctor Gómez, el guitarrista Chiquini Gómez, ofreció su casa para hacer una “locreada” posterior al trabajo. Con el aporte de toda la gente “alerista”, se compró lo necesario para el locro y también las bebidas.

Al amanecer de ese 1 de Mayo, los hombres del Alero Quichua nos hemos reunido en la esquina de Granadero Saavedra y Calle 8 del Barrio Sarmiento, para cavar y luego llenar los cimientos de la futura sede. Rubén Palavecino indicó con exactitud dónde y cómo serían las zanjas, y en la labor participaron incluso Don Sixto y Don Ernesto Suárez, en ese momento las personas con más edad del Alero Quichua. Mientras tanto, las huarmis (mujeres) preparaban el locro, la mesa, las sillas y todo lo necesario en casa de Alicia y Chiquini, a pocas cuadras de la obra.

Después del trabajo, hemos caminado hacia la casa, donde nos esperaba la mesa lista y noticias sobre la guerra de Malvinas. Después de compartir un locro ancha súmaj (muy lindo), ha sido apagada la radio y desenfundados los instrumentos, para celebrar la reducción de la jornada laboral y evocar a los mártires que suelen tener las luchas.

Teniendo en cuenta los avances tecnológicos existentes, no estaría de más pensar en un mundo laboral en el que pudiese trabajar mucha gente durante muy pocas horas por día, para dedicar el resto de la jornada a la capacitación, la recreación y el contacto con la familia.

Pasó el “primero de Mayo” y la gente del Alero Quichua ha celebrado de diversas maneras. Algunos de los integrantes de este movimiento nativista, ha difundido el canto quichua en otra provincia, también como una forma de honrar a los trabajadores quichuistas y a quienes, de un modo u otro trabajan por el quichua.

No debemos perder oportunidad para seguir tratando de quichuizar al mundo.    

07 de Mayo de 2024.
 

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